4 💌

691 99 41
                                    

Gakushū se despertó en el segundo en el que su alarma sonó, como solía hacer desde que tenía memoria, y se sentó en el borde de la cama contemplando su alfombra por unos instantes mientras su cerebro comenzaba a trabajar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Gakushū se despertó en el segundo en el que su alarma sonó, como solía hacer desde que tenía memoria, y se sentó en el borde de la cama contemplando su alfombra por unos instantes mientras su cerebro comenzaba a trabajar.

No había dormido mucho, recordando y analizando el comportamiento de Akari en su mente, buscando alguna señal de que la pelinegra le hubiera mentido al decir que ella era 1.11.

-Solo son notas y chocolates, no debería darle tanta importancia -se dijo a sí mismo con la voz ronca.

Se talló la cara con las manos y se levantó del colchón para dirigirse al baño; al menos una buena ducha lo despertaría.

Hizo un esfuerzo sobrehumano por no pensar en nada en la ducha, y luego mientras se vestía con el uniforme y luego mientras cepillaba su cabello, y también mientras se lavaba los dientes. Lo logró la mayor parte de las veces.

Ensayó su falsa sonrisa en el espejo y le dió un último vistazo a su reflejo antes de tomar su mochila previamente preparada y bajar a la sala.

No había ninguna luz encendida, pero Gakushū podía ver todo sin problema; la luna aún hacía su trabajo iluminando tenuemente los rincones de la casa. Después de todo, aún era condenadamente temprano.

Caminó hasta la mesa del comedor con la vista puesta en el frutero del centro, más específicamente, en una manzana. La tomó y le dió un mordisco.

-Buenos días, Asano-kun.

El menor comenzó a toser, sintiendo cómo el pequeño trozo de manzana casi le causaba la muerte.

Llevaban algunos meses -cerca de un año- intentando mejorar la relación entre ellos, pero más se acostumbraría a que alguien le diera los buenos días; mucho menos las buenas noches. Y sobretodo, jamás se acostumbraría a que ese alguien fuera Gakuhoū.

-Buenos días, dir... padre -corrigió.

-Estaba pensando en que podemos aprovechar el viaje para llegar a la escuela.

A pesar de que no podía ver mucho más que la silueta de sus facciones, Gakushū miró a su padre a los ojos.

-¿Qué?

-Vamonos, el chófer nos está esperando afuera -dijo rápidamente, como si se avergonzara, y se dió la vuelta para comenzar a caminar hacia la puerta.

El menor salió de su ensimismamiento y lo siguió con su mochila al hombro y la manzana asesina en la mano.

Era raro subir al auto de día. A pesar de que su padre no solía llevarlo a la escuela, si solía recogerlo después de clases por alguna razón que solo él entendía.

-¡Asano-kun! -exclamó el chófer, también sorprendido-. Buenos días.

-Buen día -asintió con la cabeza.

1.11 [Karushuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora