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El receso llegó más lento de lo normal para el impaciente Asano, así que se levantó de su asiento en cuanto el timbre se hizo presente y su mejor amigo lo siguió apresurado

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El receso llegó más lento de lo normal para el impaciente Asano, así que se levantó de su asiento en cuanto el timbre se hizo presente y su mejor amigo lo siguió apresurado.

No pudo evitar notar a Karma, quién se levantaba lentamente y con pesadez de su banca, todavía cabizbajo. Se debatió mentalmente entre preguntarle qué carajo le pasaba o simplemente dejar que siguiera con su vida. Optó por la segunda una vez que sintió la nota arrugada en el bolsillo de su pantalón.

Salió del aula junto a Sakakibara, quién iba fanfarroneando sobre cómo había conocido a esa chica, Akari Shioto, el semestre pasado en una de las fiestas de un chico de último año. Gakushū decidió que no quería saber, y puso todo su esfuerzo en ignorar hasta el último detalle de lo que estaba escuchando; tal vez fue por ello que terminó chocando con Ren, que ni siquiera se había percatado que caminaba frente a él.

El castaño se volteó de frente a Asano y le sonrió.

-Ahí está -señaló con la cabeza hacia una pelinegra que caminaba junto a otro chico bastante parecido a ella, probablemente su hermano. Sin esperar ni siquiera un segundo, el oji violeta se dirigió hacia ella con la confianza que siempre lo había caracterizado-. ¡Espera! -gritó, pero a Gakushu poco le importó.

-¿Shioto-chan? -preguntó, deteniéndose frente a ella para evitar que caminara.

La pelinegra pareció sorprenderse ligeramente, pero en cuanto levantó la mirada y vio a Gakushu, se ruborizó.

-Sí, soy yo.

-Un placer, soy Asano Gakushu-sonrió falsamente, mirando por el rabillo del ojo a Sakakibara que estaba detrás de la chica haciéndole señas afirmativas y levantando los pulgares-. ¿Podrías regalarme algunos minutos de tu tiempo? Prometo que no tardaré mucho.

¿Y quién podría resistirse a esa sonrisa?

-Claro, Asano-kun. No hay problema -murmuró bajo. Miró al chico junto a ella-. No tardaré, nos vemos en la cafetería.

El pelinegro rodó los ojos y le dio una mirada amenazadora a Gakushū. Casi quiso reír; ¿quién en su sano juicio se hubiera atrevido a hacer en secundaria? Nadie. Se estaba convirtiendo cada vez más en Asano Gakushū, un chico común y corriente con buenas notas, y cada vez menos en el hijo del director. Y le gustaba.

-Acompáñame, por favor -pidió y Shioto no dudó en obedecer.

Asano la guió hasta un aula cercana y entró después de cerciorarse de que estuviera vacía. Una vez ambos estuvieron dentro, cerró la puerta; no dudaba de lo hambriento que estaba su mejor amigo por saber lo que pasaría en ese salón.

-Tengo una pregunta, Shioto-chan.

-¿Tú? ¿Una pregunta para mí? -preguntó, entre confundida y emocionada.

1.11 [Karushuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora