Donde Gakushū tiene un admirador secreto que firma bajo el nombre de "1.11" o donde Karma piensa que Gakushū es demasiado tonto por no descifrarlo.
»Creditos de la preciosa portada a @Markil_Fox
No. 1 en #gakushu el 22/06/23
No. 2 en #asakaru el 13...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Normalmente a Gakushū le gustaban los fines de semana , podía salir con Ren o con Karma (aunque en ese momento le fuera imposible) y podía relajarse sin tener que lidiar con el estrés rutinario de la escuela o su padre; sin embargo, ese sábado era distinto.
Había pasado toda la mañana mirando a su padre que estaba inexpresivo, pensativo. Tenía sus codos sobre la mesa y, a su vez, posaba su mandíbula sobre sus manos entrelazadas. Mantenía Ia mirada fija en la madera, casi sin parpadear.
El menor no pudo evitar sentirse ligeramente culpable. Qué estaba diciendo; se sentía muy culpable y claro que estaba justificado. Su padre, que tanto se había esforzado porque él jamás sufriera una derrota, había visto a su único hijo fallar así de miserablemente. Había sido un golpe directo a su orgullo.
—Dir… Padre —habló al fin, pero el mayor ni siquiera se inmutó, permaneció en silencio, perdido en sus pensamientos—. Padre —repitió, acercándose a él.
—Dijiste que necesitabas mi ayuda con algo… Shioto-kun quedaría en segundo lugar —murmuró—. Nunca dijiste que tú no serías el primero.
—Lo sé —tragó saliva, nervioso. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía realmente intimidado por su padre. Se sentía culpable, se sentía mal—... Lo siento.
—Yo… No te hice lo suficientemente fuerte. Creí que había hecho un buen trabajo, y mira. Ahora tu matrícula está manchada —hizo un intento de sonrisa que terminó en una mueca incómoda.
—Padre, lo siento, pero eso no me importa. —Ambos pares de ojos violeta se unieron, unos más desenfocados y tristes que los otros—. Creí que me importaría, estaba nervioso. Me arrepentí un poco, a decir verdad, pero cuando ví mis notas, cuando ví mi puesto en la lista… Sentí un peso menos encima.
—Eso será momentáneo, Gakushū —negó. El menor sintió una punzada en su pecho al escuchar su nombre de pila, solo y simple de los labios de su progenitor—. Los demás alumnos de la Clase A no van a tolerar un líder débil, nadie lo hará. Te volverás una víctima de tu propio juego. Necesitas recuperarte o vas a perder —susurró—. Vas a perder…
—Mi vida no es un juego —afirmó con confianza, sintiendo cómo su tristeza y culpa luchaban para contraatacar a la creciente molestia que comenzaba a surgir—. No voy a ser una víctima de nada; conozco mis capacidades. Si algo he aprendido de Karma, es que las calificaciones no siempre te reflejan como persona, padre.
—No voy a permitir que Akabane-kun te transforme de esa manera —dijo amargamente.
—No vamos a discutir sobre Karma de nuevo —intentó calmarse; realmente no quería tener una pelea con Gakuhoū sobre el pelirrojo dado que la anterior había terminado con él yéndose de la casa. Y ahora, en realidad no tenía a dónde ir.
El mayor se levantó de repente, golpeando la mesa con las manos de manera brusca, logrando sacarle al más joven un pequeño susto.
—¡No puedo permitir que pierdas, Gakushū, no lo entiendes! —su rostro parecía desfigurado. No como aquella vez en su oficina, con los estudiantes de intercambio, cuando había parecido un monstruo diabólico, sino como un padre; un padre preocupado por su hijo.
El nudo en su garganta fue evidente al recordar que solo había visto a su padre así dos veces en su vida, a pesar de que no era capaz de distinguir cuándo había sido la primera, o por qué el miedo en su pecho crecía exponencialmente al ver su expresión.
Su respiración se aceleró sin su permiso, a pesar de que no sentía mucho oxígeno llegar a sus pulmones.
—T-tranquilizate, no es tan grave —tartamudeó.
—¡Gakushū, esto es de vida o muerte, maldita sea! —se apresuró hacia su hijo, sacudiéndose por los hombros.
—¿De qué estás hablando? —balbuceó con miedo, casi esperando un golpe.
—Esto era lo único que no quería que pasara. —Su tono de voz era repentinamente bajo, casi inaudible, casi como si estuviese a punto de tirarse a llorar. Pero, ¿cómo podría ser eso posible? Asano Gakuhoū no lloraba, nunca—. Eres… eres lo único que tengo, hubiera vendido mi alma al mismísimo demonio para protegerte. Creí que por fin podría enmendar mi error —llevó su mano al cabello de Gakushū, acariciándolo con un cariño que el más joven jamás había experimentado de su parte, y que, sobretodo, no parecía estar dirigido a él sino a alguien más, por más descabellado que sonara.
—Pero yo estoy bien —su voz se rompió a mitad de la oración; tenía tantos sentimientos encontrados a flor de piel. Tenía miedo, tenía ganas de llorar, y unas incontrolables ganas de hacerlo en los brazos del hombre que le había dado la vida y no entendía porqué.
—No lo estarás mucho tiempo —sus ojos parecieron brillar, aunque Gakushū no supo si era determinación, molestia o llanto inminente—. Pensé lo mismo con él, y las cosas no salieron como yo creía. Juré que no te pasaría lo mismo a ti, no podría vivir con eso.
—¿De… de quién estás hablando? No entiendo nada, por favor suéltame —se removió incómodo, la mano de su padre que sostenía su brazo se sentía como un metal ardiendo contra su piel.
—No puedo evitarlo más —susurró con una mirada triste, aflojando su agarre—. Tendrás que ver a tu padre por quien es.
Y, a pesar de que Gakushū siempre había creído a su padre capaz de muchas cosas, esa afirmación lo descolocó. ¿Qué significaba aquello? ¿Acaso había cometido un crimen, había asesinado a alguien? No entendía por qué su padre hablaba con tanta amargura, jamás lo había visto tan alterado por nada.
Todavía con la adrenalina corriendo por sus venas, se sentó, en la silla al lado de su padre, quién también tomó asiento segundos después.
Gakuhoū comenzó su relato, contándole a su único hijo las vivencias de cuando era un profesor novato. Cuando en su aula, allá en la ahora marginada montaña, había apenas tres alumnos.
Le contó lo orgulloso que estaba de ellos, cómo él creía que había hecho todo lo posible por aquellos jóvenes, para que fueran personas de bien, chicos educados y fuertes.
Le contó las noches que pasó sin dormir luego de que se enteró que uno de sus alumnos había sucumbido ante el acoso y había decidido terminar con su vida.
—Si eso te pasara… —negó con la cabeza con terror.
Por primera vez en su vida, Asano Gakushū entendió a su padre.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Hola, hola! Lamento no haber podido publicar el sábado, el tiempo me comió viva 😭
Este capítulo y el siguiente son más que nada para que los Asano arreglen sus problemitas familiares porque Gakuhoū tendrá una fuerte participación en lo que se viene 👀
En el cap 29 probablemente entenderán más del plan de Gakushū y porqué hizo lo que hizo, así que no se desesperen. Espero poder publicar a tiempo esta vez ✨
Ojalá les haya gustado el cap aunque parezca muy de relleno JSHSKAK. Déjenme sus teorías en los comentarios sobre lo que creen que pasará; no olviden que ya casi terminamos este fic~