(1) Roma: Al derecho y al revés, es amor © [BORRADOR]

Capítulo: 7

Le contesto:
Jonathan: Claro que participo.

8:00 am.
Siento unas pequeñas palmadas en mi espalda y una dulce voz en mi oído.

—Despierta hijo— dice y sé que es mi abuela.
Entreabro los ojos , tomo el teléfono en mi mesita y miro la hora , son las 8:02 am.
<<¿Qué? ¿A esta hora? Ni de coña>>.

Pongo el teléfono en la mesita de nuevo y me vuelvo a acostar.

—Despiértate Jonathan, tienes que ayudar a la ama de llaves a recoger, lo prometiste.
—Después— balbuceo.

Y me viro hacia el otro extremo de la cama.

Abre la cortina de mi cuarto y el sol me encandila.

—Ok, ok, eso fue un golpe bajo, ya voy— le digo y me siento en la cama.
—Dentro de 15 minutos allá afuera, tus padres llegan a las 5:00 pm— dice y digo que si con la cabeza.

Me levanto y voy hacia el baño a asearme.

Tal cual a los 15 minutos estoy en la terraza ayudando a la ama de llaves a recoger el desorden.

Nos pasamos 2 horas en ello, si, había bastante reguero.

Una vez termino son las 10:20 y tengo un hambre descomunal.

Voy hacia la cocina, una vez allí como de todo un poco, huevos, tocino, frutas y jugo de naranja.

La ama de llaves entra en la cocina.
<<Tengo que decirle lo de la rubia.. Emma, se llama Emma>>.

—Milena, vendrá una chica probablemente dentro de un rato a buscar un vestido que se le quedó ayer en la fiesta, se llama Emma, cuando venga se lo entregas— le informo.
—Si señor, ya he lavado el vestido y lo he planchado— me dice amablemente.
—Y otra cosa, por favor— hago una pausa—avísame cuando esté aquí.

Paso por la sala para ir a mi cuarto y me encuentro a mi abuela por el camino.
—¿Haz ayudado a Milena a limpiar verdad?— me pregunta con los ojos entrecerrados.
—No, le he echado un polvo y que se de por servida— le digo en broma y me fulmina con la mirada.

—Claro que la he ayudado abuela, ¿por quien me tomas?, si soy un ángel— le doy una sonrisa pícara.
—Hijo lo de que la haz ayudado te lo creo pero lo de ángel no— ríe.

Me río a carcajadas y ella también, siempre me saca una sonrisa, es la mejor.

Voy hacia mi cuarto y visto con unos vaqueros carmelitas oscuros, una camiseta negra y me peino el pelo con gel, voy a un entrenamiento antes de la carrera de mañana.

Saludo a todos con un choque de puños.

—Bro, ha venido Liam, dice que va a participar en la carrera— dice ajustándose el casco.

Liam es mi mayor competencia en las carreras, es muy bueno en eso pero yo también lo soy así que no tengo miedo.

—Sí, ¿y qué?— le respondo a Leo con total seguridad en mí y en que yo puedo.

—¿Empezamos ya o tienes miedo?— viene Liam hacia nosotros y su mirada está en mí.
—Empezamos ya— le digo y me pongo el casco.

Monto en mi nena y me preparo para arrancar.

Dan la señal de que podemos empezar con la cuenta regresiva:
—3...2...1... ya— grita.

Arranco y voy a una velocidad de 160 km/h.

Soy el segundo en salir le di 5 segundos de adelanto a Liam para que se crea el mejor.

Subo a una velocidad de 165 km/h y casi voy alcanzándolo.