Capítulo: 16

146 26 16
                                    

Bastó un tirón de sus manos en mi mata de pelo para que mi autocontrol brillara por su ausencia.

En un abrir y cerrar de ojos está montándome en el sofá.
Nuestros labios hambrientos de más luchan por domar al otro.
Siento sus dedos jugar con el elástico de mi bóxer.
<<traviesa>>.
—No empieces algo que no podrás acabar, rubia— la provoco susurrando contra su cuello.
—¿Quién dice que no lo podré acabar?— dice jadeante mientras sus juguetones dedos suben mi camiseta hasta mi abdomen para tocar mi tatuaje de águila.
<<El cual a ella le encanta arañar>>.

—¿Observando tu obra?— pregunto con la más pícara de las sonrisas. Observando como lentamente sus mejillas se tiñen de un rosa encantador cuando una de mis manos se cuelan por su muslo hasta sus braguitas.
<<me encanta ese vestido, me encanta que lleve vestido>>.

—¿Yo te hice eso?— pregunta jadeante cuando mis dedos encuentran ese punto más sensible.
Sentir su humedad por encima de sus braguitas, me prende, muchísimo, la tengo dura como una roca, tan dura que me duele.

—Si y esto también— la jalo de la cintura para que quede justo donde me duele.
Traga grueso al sentirlo.
—¿Ves lo que me provocas?— mi mano abandona los círculos en su humedad y hace un puchero.

Agarro sus caderas para hacer que se mueva encima de mi dureza.
—Móntame— ordeno.
No parece tener problemas con mi orden, sus caderas comienzan a moverse acariciando mi dureza de arriba a abajo.

Gruño y una de sus minúsculas manos me callan, mientras con la otra se aferra a mi tatuaje.
Sus caderas se siguen moviendo, tienen un ritmo, verla poner los ojos en blanco mientras me monta es lo más sexy que he visto en mi puta vida.
Y necesito sentirla, ya, aunque sea rápido.

Muerdo ligeramente la palma de su mano y con una de las manos que descansan en sus caderas la jalo para que caiga encima de mi pecho.
Levanto su hermoso trasero de mi entrepierna mientras con la otra mano libero mi erección.

Me mira embelesada mientras rompo el empaque del condón y lo escupo al esculpido piso.

Mi mano acaricia su trasero con reverencia, preparándola, disfrutando de su suave piel, bajando sus braguitas, responde a mi tacto estremeciéndose, temblando por la anticipación.

Me hundo en ella de una sola estocada gracias a su humedad y ambos suspiramos de placer.
—Va a ser rápido, ¿ok? Si es demasiado avisa.
Asiente.

La calidez con la que me recibe siempre me pone a mil y tengo que poner de todo mi autocontrol para no lastimarla.
<<aún no está lista para ir rápido>>.
Se remueve un poco en su lugar para unos segundos después volver a montarme.
Mis manos se posicionan en la suave piel de su cintura enseñándole el ritmo.

Ambos soltamos algún que otro gemido involuntario.
Su minúscula mano vuelve a tapar mi boca y hago lo propio con la suya.

Se desliza por mi miembro en un ritmo perfecto.
Salgo de ella para volver a entrar con más fuerza. Puedo sentir como sus caderas aceleran el ritmo mientras mis ojos la miran con fascinación.
<<no tiene que esforzarse, lo sexy le brota por cada maldito poro de su suave piel>>.

Muerde la palma de mi mano y sé que es la señal que me indica que está a punto de llegar.

Puedo sentir los músculos de su feminidad contraerse alrededor de mi miembro, tal sensación me hace llegar al límite a mí también.

Se desploma en mi pecho mientras el orgasmo la recorre, está temblando, sudada.
Mis labios encuentran su frente húmeda y la beso mientras salgo lentamente de ella.
No se queja.
—Te dije que podría acabarlo— dice en un susurro apenas audible.
Las comisuras de mis labios se elevan formando una sonrisa contra su frente.
<<no tengo dudas de ello>>.

(1) Roma: Al derecho y al revés, es amor © [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora