UNA SEMANA DESPUÉS.
Me remuevo adormilado, buscando depositar todo mi peso sobre la cumpleañera. Ese olor frutal suyo cada vez me gusta más.
—No, no hay tiempo. Voy a llegar tarde— susurra como si no quisiera despertarme, pero lo cierto es que ya estoy mas que despierto, aunque aún no me decido a abrir los ojos.
El colchón se incorpora y es casi inevitable no soltar un gruñido al abrir mis ojos y lo primero que vea sean esas horribles cortinas abiertas.
Paso unos minutos dando vueltas en la cama, mayormente mirando al techo. Esperando que caiga no se que de ahí. Es como si mi cerebro se quedara procesando la información de que ya es de día, y que todos los días no se puede dormir hasta la 1.
Sin darle más vueltas y sintiéndome pegajoso en sudor me levanto y voy hacia el baño.
Está ocupado pero me vale.
Es una lástima que esté tan apurada. La extraño muchísimo.
Mis brazos la envuelven de la cintura en un rápido movimiento, su piel está tan sedosa por el gel de baño, que mis brazos resbalan hasta su estómago con facilidad.
—Me encantaría, pero no quiero llegar tarde— se excusa, a la vez que gira sobre sus talones para quedar frente a mí, con los ojos brillantes y el labio inferior ligeramente hacia afuera.
—Luego no te quejes cuando te suba en mi hombro— como ya lo hice una vez —y te secuestre unos días— añado deslizándome sobre mis talones hasta debajo de la ducha.
—Nunca lo haría— responde ella, antes de dejar un beso en mi hombro y dejarme solo.Yo continúo en lo mío. Si fuera cualquier otro día, a estas alturas estaría de mal humor por tener que levantarme temprano, porque me ha rechazado dos veces, pero hoy es especial, hoy es su cumpleaños.
Cuando estoy a punto de tomar una de las toallas para secar mi pelo, se sienten unos suaves pasos revoloteando por el mármol.
—¿Qué buscas?— interrumpo su desesperada búsqueda.
—Mis zapatos de trabajar que no los encuentro— suspira frustrada. La tensión y el nerviosismo es palpable en su piel. De repente se ha tensado.Echo un rápido vistazo a su alrededor.
—¿Dices estos?— señalo a su lado, al lado de el cesto de la ropa sucia.
—Acababa de mirar ahí— frota su cabello, cuando está húmedo parece castaño.—Estás muy tensa— me acerco, asimilando su reacción y comienzo a masajear sus hombros con suavidad. Su cabeza se desmorona en mi hombro.
—Yo sé de algo que podría relajarte— susurro.
—No puedo— dice ella llevando su mano a la altura de sus ojos para cerciorarse de la hora, presumo.—Solo me tomará 5 minutos— insisto. Sé que terminará aceptando, lo necesita.
—¿5 minutos?— musita, más para acá que para allá.
—Cuéntalos— respondo, apartando su pelo de un hombro a otro, para depositar un beso en la piel inmaculada de su mejilla.
—Vale. 5 minutos— relame sus labios en una clara señal de anticipación.Me agacho y me ayuda con torpeza a bajarle los ajustados pantalones hasta las rodillas.
Mi mano abraza su rodilla y va ascendiendo a medida que me incorporo en mi lugar, hasta llegar a el lugar donde se van a relajar todos y cada uno de sus músculos.
Aplico presión con dos de mis dedos en su centro previamente húmedo y miro al espejo para analizar su reacción.
Tiene los labios ligeramente entreabiertos y los ojos fijos en mí, observando como con solo unos roces puedo llevarla a perder el control.
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(1) Roma: Al derecho y al revés, es amor © [BORRADOR]
Romance👩🏼❤️💋👨🏻Libro #1 de la bilogía "Roma"🏛️ La vida de Jonathan es un tanto descabellada, ¿qué más se puede esperar de un chico que practica carreras ilegales por diversión y/o por molestar a su padre? A sus 22 años, estaba claro que algo tenía...