Me mira con expresión triste, sus preciosos ojos azules llenos de lágrimas, haciendo que algo en lo más profundo de mi ser se agriete al verla así.
¿Por qué llora?
No, esa no es la verdadera pregunta.
La verdadera pregunta es: ¿por qué me afectan tanto sus lágrimas?
—Por favor, no me digas esas cosas —ni siquiera soy consciente del momento exacto en el que se sentó a mi lado—. Sé que estás enojado, Jonathan, pero no me hables así, me duele mucho —el peso de sus palabras cobra vida y las lágrimas finalmente se liberan, deslizándose por sus mejillas con rapidez. Un impulso de limpiarlas se apodera de mí, alcanzando su mejilla en cuestión de segundos para detenerlas. En ese instante, su rostro parece encontrar consuelo en mi caricia, cerrando los ojos mientras yo la observo con fascinación.
No puedo entenderlo. En caso de que yo fuera ese Jonathan, ¿por qué diablos estaría enojado con una chica tan dulce como ella?
Mi dedo pulgar recorre su mejilla mojada y su rostro se inclina hacia él, atrayendo mi atención hacia la forma en que entreabre los labios y inhala con satisfacción, temblando ligeramente. Mientras tanto, mis propios labios parecen ansiosos al ver tanta humedad y paso la lengua entre ellos, recordando el momento en que lo hice unos minutos atrás, explorando cada rincón de su boca. En ese instante, sus ojos se abren inesperadamente, como si hubiera descubierto y desafiado mis más profundos anhelos, y luego se deslizan hacia mis labios con una intensidad que despierta cada fibra de mi ser. Sin darnos cuenta, estamos a punto de fundirnos en otro beso cuando la puerta se abre de golpe y ella salta de mi lado, rompiendo esta química tan..., alejándose dolorosamente.
La chica que entró, cuyo nombre no recuerdo haber escuchado aún, se acerca desde la puerta hasta donde estoy y me rodea los hombros con fuerza, abrazándome, haciendo que mi cuerpo recuerde las innumerables contusiones que tiene. Mientras tanto, ambas sostienen un contacto visual tan cargado de tensión que la persona que afirma ser mi pareja me pregunta con un tono que casi roza la afirmación.
—¿A ella sí la reconoces?
Relamo mis labios en un intento de aliviar todas las reacciones dolorosas de mi cuerpo mientras ella se da cuenta de que no está ayudando y retira su brazo de mi hombro. Solo entonces, puedo responder con un toque de amargura, porque aunque quisiera decir que sí, que mi mente la recuerda tan bien como parecen hacerlo mis labios, no es así.
—No —digo dejando escapar un suspiro cargado de frustración.
La chica delante de mí me mira desconcertada y luego la mira a ella. Unos segundos después, esa emoción de su rostro es traspasada por la tristeza. Sus ojos, antes brillantes cuando estábamos a punto de besarnos, ahora se han vuelto a poner vidriosos y nublados.
—Jonathan perdió la memoria —le explica la chica detrás de mí al notar su perplejidad—. Él no te reconoce, su mente está en blanco cuando estamos frente a él. No siente nada por nadie.
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(1) Roma: Al derecho y al revés, es amor © [BORRADOR]
Romance👩🏼❤️💋👨🏻Libro #1 de la bilogía "Roma"🏛️ La vida de Jonathan es un tanto descabellada, ¿qué más se puede esperar de un chico que practica carreras ilegales por diversión y/o por molestar a su padre? A sus 22 años, estaba claro que algo tenía...