Capítulo: 26

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—¿Joni?

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—¿Joni?

—Tengo que colgar, Emma —cuelgo antes de que pueda decir algo más.

—Perdón si interrumpí algo —dice Lina, reprimiendo una sonrisa a medida que se acerca a la pantalla de mi celular.

—¿Quién es "Rubia Peligrosa"? —pregunta, y no me da tiempo responder cuando arrebata el móvil de mis manos y se mete en la foto de contacto de Emma.

—¡Devuélveme eso!

—Es linda la chica, muy linda.

—No estoy jugando. Devuélvemelo, Lina —trato de quitárselo, pero lo único que consigo es que el teléfono resbale de sus manos y caiga en un cubo con agua que había justo al lado.

Al sacarlo, intento volver a prenderlo pero ya no funciona, debido a que ya se me había mojado en otras ocaciones. Literalmente esta fue la gota que colmó el vaso, en este caso, mi celular.

—Lo siento, Joni. Mi intención no era romperlo, solo estaba viendo la foto, te lo iba a devolver —se disculpa apenada.

Y dale con el Joni.

—Ajá —me acerco a la puerta.

—¿Qué vas a hacer?

—Me voy. Ya no quiero participar en esto; denle la oportunidad a otro.

—Espera... —oigo que me dice, pero no le hago caso. Cruzo por la puerta con la mirada de todos los de el grupo encima y me voy a casa.

Al cruzar por la puerta de casa lo primero que hago es cerrar la puerta principal de un tirón y colarme hasta mi cuarto para ponerme mis audífonos.

Ni siquiera estoy enojado por lo de el teléfono, estoy enojado por toda esta mierda que me sobrepasa, porque Emma no sale de mi cabeza como pensé que iba a salir.

¿Por qué simplemente no puedo olvidar toda esta mierda y ya? Esas cosas pasan, y además ni creo que el amor verdadero exista. Y si existe, creo que no es para mí, o, mi media naranja aún no tiene pensado nacer.

Way Down We Go de Kaleo trae a mi mente recuerdos en los que fui muy feliz con ella y que me hacen replantearme de mis últimas decisiones.

La quiero, la quiero muchísimo y de eso ya no tengo duda, pero no se si seria capaz de perdonarla, no después de haberlo visto con mis propios ojos.

Comienzo a sentir unos toquecitos en mi espalda que me hacen sobresaltar y cuando me volteo a ver, es Lina.

—¿Qué haces aquí? —suspiro.

—Tu abuela me dejó entrar —dice ella con vista fija en lo que son las fotos de mi adolescencia.

—¿Estás enojado conmigo porque mandé tu celular, sin querer, al otro mundo?, o, porque descubrí que tienes una Rubia Peligrosa comiéndote la cabeza?

(1) Roma: Al derecho y al revés, es amor © [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora