—¿He respondido todo bien? —chilla Liliana por decimoquinta vez, y necesito toda mi paciencia para no taparme los oídos. ¿Qué pasa con todo el mundo hoy? ¿Por qué gritan tanto?
Lily es mi prima postiza, hija de una de las más antiguas amigas de mi madre. Cuando llegó a casa desde Sevilla hace dos o tres horas para pedirle a mi abuela si podía quedarse unos días, tanto para ver si se concretaba lo de su ascenso como para estar presente en mi cumpleaños, no tardé ni siquiera dos minutos en reconocerla. Solía venir mucho cuando éramos niños, y eso lo recuerdo, lo cual es una buena señal en lo que respecta a mi memoria.
Es extraño que pueda recordar casi todo lo que viví antes del accidente, incluso algunos detalles de mi infancia, menos ese día en que ocurrió. Esa fecha está completamente en blanco en mi mente.
—¡Sí, guapísima! ¡Ya estás lista! —celebra mi abuela sacándome de mis recuerdos, parándose a su altura para apretarla entre sus brazos.
—Gracias, abuela. ¡Jonathan! —me señala con las carpetas y levanto una ceja, sabiendo perfectamente lo que quiere, ya que llegó justo cuando la abuela y yo estábamos en el garaje y dijo eso de que quería al menos tres bisnietos. Madre mía. Por poco me atoro con mi propia saliva al escucharla.
¿Hijos? ¿Emma y yo? Eso suena increíblemente hermoso al mismo tiempo que vertiginoso.
—Ilumíname.
—¡Llévame en tu moto! ¡Ya estoy lista!
—Te salvas que quedé con Emma, sino te hubieras tenido que ir en taxi encantada de la vida —bromeo, disfrutando del tintineo de las llaves en mi bolsillo. Salimos caminando juntos hasta la puerta principal y al llegar al garaje, se acomoda el pelo con esmero mientras se mira en el reflejo de su teléfono. Claramente no ha montado de copiloto en una moto en su vida.
—Pobre de la novia que tenga que aguantarte, primito.
No lo respondo, ya me las cobraré cuando se despeine.
[...]
—¿Esa podría ser tu Emma? Es preciosa —me vuelve a preguntar, por vez no sé cuánta. Esta vez sí, la chica rubia en el centro del parque. Emma está acompañada, hablando animadamente con un chico sonriente y un niño travieso que cuelga del brazo del chico, como si lo estuviera animando a seguir hablando con ella.
—Sí, es ella. No es que me incomode, pero quizás deberías soltarme y bajarte ahora. Si nos ve juntos, podría interpretarlo mal, ya que aún no te conoce, y eso no sería conveniente. Tan hermosa como terca. Es mejor prevenir.
—Vaya, con cuánta pasión hablas de ella y la haces respetar, primito. ¡Te tiene atrapado! —hace lo que le pido.
No le discuto, soy un chico perdidamente enamorado de su chica y eso no tengo por qué ocultarlo.
Mientras Emma sigue hablando con el chico, la miro de soslayo y capto el movimiento de sus brillantes labios relamiéndose. El chico no puede tener una sonrisa más idiota en este momento. ¿De qué estarán hablando? ¿Por qué el niño a su lado tiene esa sonrisa? ¿Por qué Emma lo mira así?
—Se llama química y es genuina —dice Lily detrás de mí, como si estuviera dentro de mi cabeza o tuviera el poder de escuchar cada una de mis preguntas.
Cuando las palabras "química genuina" salen de sus labios con un tono juguetón, algo dentro de mí se enciende. Creo que es mi instinto protector, y sin darme cuenta, ya estoy lo suficientemente cerca de ellos como para escuchar lo que dicen.
—Entiendo —le dice el tipo, bastante nervioso para mi gusto—. Discúlpanos, llevamos un rato conversando y no nos hemos presentado como se debe, ni siquiera aquel día que nos conocimos. Creo que ya lo sabes, pero yo soy Alejandro, Alejo para los amigos, y tú puedes llamarme así. Él es mi hermano —en tus sueños voy a dejar que te llame de algún modo, chaval—. Daniel, una pulga muy molesta.
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(1) Roma: Al derecho y al revés, es amor © [BORRADOR]
Romance👩🏼❤️💋👨🏻Libro #1 de la bilogía "Roma"🏛️ La vida de Jonathan es un tanto descabellada, ¿qué más se puede esperar de un chico que practica carreras ilegales por diversión y/o por molestar a su padre? A sus 22 años, estaba claro que algo tenía...