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Kaia

Mis moretones habían sanado por fin, mi cara había vuelto a la normalidad después de varios días.

Así que hoy Tom dijo que está noche habría una carrera a la cual tengo que acompañarlo, por lo que ahora me encuentro frente al espejo de la habitación con el vestido número veinte.

Una parte de mí no quiere ir, pero otra parte de mi dice que tengo que hacerlo para complacer a Tom, quien había estado al límite estos días mientras mi rostro sanaba.

No me había golpeado, pero si me había hecho tener sexo con el aún cuando mi parte aún sangraba un poco. Lo bueno es que había sido muy diferente a la primera vez.

-El rojo se te ve bien.- me sobresaltó al escuchar la voz de Gustav.

-¿Tú crees?- el asiente.

En estos días me había hecho cercana a los chicos, todos habían sido amables conmigo a pesar de los rumores que corren alrededor de ellos, son todo lo contrario cuando se lo proponen o bueno tres de ellos.

-¿Maddy está lista?- Maddy, la mujer de Gustav era quien siempre iba tarde a todos lados.

-¿Tú qué crees?- su pregunta me hace reír.

-Conociéndola de seguro llegaría tarde hasta a su propia muerte. Yo estoy casi lista, me cambio de vestido y puedo ir a ayudarla.-

-Me gusta la idea, gracias-

El sigue en el marco de la puerta por lo que no me queda de otra que cambiarme frente a él. No me molesta en realidad, mi físico no es algo de lo que me avergüence.

-Si no la dejas de mirar te arrancaré los ojos.- la voz de Tome hace voltear a verlo.

Tiene el ceño fruncido al ver a Gustav viéndome cambiar, mi cuerpo automáticamente comienza a temblar creyendo que el me golpearía o algo por dejar que su amigo me vea en ropa interior.

Pero en cambio solo hecha a su amigo para cerrar la puerta y acercarse a mí, el vestido tiene un cierre en la espalda por lo que él se coloca detrás de mí y sube el cierre por mí.

-Quiero que te comportes está noche.-
su aliento choca contra mi cuello desnudo ya que el corrió mi cabello a un lado. -Hay gente peligrosa en la carrera así que no te alejes de mí o de alguna de las chicas.-

Yo solo siento, siento como se quita de detrás y comienza a buscar algo en uno de los muebles. Al regresar veo que tiene un collar en sus manos, con cuidado lo coloca en mi cuello dejando un beso en este.

-Lo tengo desde que te ví por primera vez y supe que serías mía.- sin más se aleja y se va.

Sus cambios de actitud me dejan confundida, en un momento es alguien que puede matarte solo porque respiraste muy fuerte, pero al otro es alguien que no parece ser un mafioso peligroso y sádico.

Mis dedos acarician el corazón de oro que descansa en mi cuello, una pequeña sonrisa se forma en mi rostro de forma involuntaria, pero me es imposible al recordar su gesto.

-¿Me ayudas?-

Maddy aparece en la puerta con los brazos llenos en vestidos, me río por cómo se ve. La invito a pasar mientras veo sus opciones.

...

Me había tardado casi una hora con Maddy al tratar de encontrar un vestido, al final se decidió por el primero que se había probado. Casi cometo homicidio al ver la opción que había escogido.

Por lo que habíamos llegado tarde a la carrera por así decirlo, ya que está no comenzaba hasta que los chicos llegarán.

Era mi primera vez en una de estas, nunca había tenido la oportunidad de venir y tengo que decir que hasta ahora me gusta cómo va todo.

Tal y como Tom me dijo no me he separado de las chicas en ningún momento, los chicos se habían ido a penas habíamos llegado así que nosotras estábamos por todos lados.

Estábamos bebiendo y bailando hasta que una chica choca contra mí, había sido a propósito lo se.

-¿Cuál es tu problema?- le dije apenas se dio media vuelta.

-¿Tú eres...?"-

-Kaia, la chica que te partirá el puto trasero.- estaba por abalanzarme sobre la chica cuando Sofía me coje de la cintura deteniéndome.

-Kaia, cálmate. Vas a hacer que se forme un escándalo y luego vendrán los chicos.- cierto, lo había olvidado.

-Ya me calmé.- la risa de la chica que tengo en frente me vuelve a cabrear.

-¿Los chicos?, no me digas que son los chicos de tu escuela que se creen matones.-

Ella reía mientras yo me volvía a preparar para golpearla, pero no fue necesario cuando veo a los cuatro chicos aproximarse hasta nosotras. Mi sonrisa aumenta y la de ella decae cuando ve a Tom pararse a un lado de mí.

-Tom Kaulitz...- la voz de la chica está llena de miedo.

-¿Tú eres la zorra de Stefan cierto?- la chica con miedo asiente. -Pues ve y dile a tu idiota de dueño, que quiero correr contra el.-

La chica acata sus órdenes y se va casi corriendo a dónde el tal Stefan, volteó a ver a las chicas quienes tienen una mueca de diversión en sus rostros.

Estaba por preguntarle a Tom que fue todo eso, pero el solo me toma de la mano y me lleva hasta su auto.

Ambos nos adentramos, y cuando estaba por volver a preguntar un auto aparece a un costado de nosotros. Veo a un chico rubio de piloto y la misma chica de hace unos momentos de copiloto.

-Si ganó mi chica golpea a la tuya, pero si pierdo la tuya golpea a la mía.- veo como Tom asiente aceptando el trato.

-¿Qué haces?-

-Preciosa no hay de que preocuparse, yo siempre ganó. Esa zorra terminara hecha mierda.-

Me guiña un ojo antes de poner el auto en marcha y comenzar la carrera, Tom iba a toda velocidad mientras que el otro auto intentaba igualarnos.

El mayor tenía razón habíamos ganado, me bajo del auto sin importarme las personas que se acercaban a nosotros para felicitarnos y parece que a Tom tampoco porque me sigue.

Llegó hasta la chica rubia y la tomo del cabello lo que la hace caer al suelo, sin importarme la comienzo a arrastrar por todo el suelo. Mi mirada va dirigida a más chicas quienes me ven con una sonrisa en sus rostros.

La rubia comienza a quejarse y llorar diciendo que su cabeza le duele, la suelto de repente por lo que su cabeza se estrella contra el duro pavimento. Mi sonrisa se agranda cuando ella llora, sin importarme que comience a patalear y chillar me subo sobre ella comenzando a golpearle el rostro.

Ella no tenía culpa alguna, pero necesitaba descargarme de alguna manera. Mi odio y frustración de hace días la descargue con ella, tanto fue así que tomé un poco de su cabello entre ambas manos y comencé a estrellar su cabeza contra el suelo.

No me detuve aún con los gritos de las otras personas, sentí como alguien me toma de los brazos y me separa de ella, al ver quién es veo que es Gustav. Solo me aferró a él mientras las lágrimas empiezan a salir, no eran lágrimas de remordimiento, eran lágrimas de saber que está era mi vida ahora y que no sería la primera vez que golpeé o asesiné a alguien frente o por ellos.

Porque si, la chica había muerto. Ni siquiera siento cuando Tom me separa bruscamente de Gustav para llegar al auto.

Eso es lo último que recuerdo antes de quedarme dormida en el asiento.

𝖬𝗒 𝗐𝖾𝖺𝗄𝗇𝖾𝗌𝗌「𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora