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Kaia

Había pasado ya un mes desde la última vez que vi a Elena y Nick, y un mes y medio desde que Tom estaba en el hospital.

Nadie sabía por qué aún no despertaba, los doctores no me daban una explicación clara. Solo me decían que debía de esperar, que con el tiempo Tom abriría sus ojos.

Pero me había cansado de esperar, iba todos los días al hospital. Pero había decidido quedarme en casa unos días, Bill era quien estaba cuidando de Tom ahora.

Extrañaba a mis hijos, no había día en el que no pensara en ellos, luego de que Gustav y Maddy se fueran, me comenzaron a llegar mensajes de un numero desconocido.

En un inicio creí que era Emmet, el cual, por cierto, había estado en silencio, luego de su carta no había vuelto a saber de él, seguro es por qué no sabe dónde están mis hijos. Los mensajes en realidad eran videos, eran videos de Nick y Elena, ellos aun eran unos bebes de meses y se veían felices a un lado de mis amigos.

Me ponía feliz saber que ellos estaban haciendo tan bueno trabajo cuidando de ellos, pero me ponía triste el no ser yo quien fuera la que los cuida y cría. Al mi estado de ánimo estar tan bajo, solo me quedaba en cama cuando no estaba en el hospital.

Pero algo hoy había cambiado, me había despertado con demasiado ánimo, tanto que después de tanto tiempo había horneado algunas galletas y brownies, y ahora estaba en el jardín bailando.   

Movía mis caderas al compás de la música, mis pies al ojo de los demás se veían como si estuvieran enredados, pero ante mis ojos estaban en perfecto ritmo y sintonía. Mi cabello se movía por el viento, logrando un efecto bonito al baile, podía sentir como si la vida volviera a mi cuerpo.

-Hace tiempo no bailabas.- dejo de bailar para voltear y encontrarme a Mar frente a mí.

-Un día alguno de ustedes me matara de un infarto, de tanto aparecer de la nada y asustarme.- le digo con una de mis manos en mi pecho, mi corazón latía rápido, y no solo por estar agitada por el baile.

-Lo siento, pero te veías muy concentrada, no quería interrumpirte.-

-No te preocupes, mejor dime, ¿Qué sucede?-    

Una sonrisa se forma en su rostro, no entendía porque tanta felicidad hasta que las siguientes palabras salen de su boca. -Tom despertó, el abrió sus ojos, Kaia.- 

Mi corazón había pasado de estar latiendo rápidamente para detenerse, mis piernas se debilitaron en ese momento y caído de rodillas al césped. Mar se arrodilla conmigo, me fijo en sus ojos y me doy cuenta de que está diciendo la verdad, sus ojos verdes reflejaban emoción.

No espero a que Mar diga algo más y me levanto, salgo corriendo al auto para conducir lo más rápido que puedo. Al llegar al hospital, todos se me quedan viendo al ver como corro como loca por las escaleras en lugar de usar el ascensor como una persona normal.

Pero mi emoción era mayor, mi corazón había vuelto a latir de forma rápida, al llegar al pasillo de su habitación, me tato de reponer y tomo aire, arreglo mi cabello el cual de seguro debe de estar todo alborotado por la corrida que di. 

Sin tocar la puerta ni nada me adentro a la habitación para ver a los gemelos hablando entre ellos, cuando ambos voltean a verme, Bill se coloca de pie y pasa por mi lado para darme una sonrisa e irse.

Me acerco a Tom y sin importarme nada, lo beso, un beso que había estado esperando por casi dos meses. Era un beso algo necesitado, pero a la vez lleno de amor, al separarnos juntamos nuestras frentes.

-Me alegra que al fin despertaras.- fui yo la primera en hablar, podía ver que en sus ojos había un brillo que nunca antes había visto, se veía feliz. Solo esperaba que siguiera igual, cuando le diga lo de nuestros hijos.

𝖬𝗒 𝗐𝖾𝖺𝗄𝗇𝖾𝗌𝗌「𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora