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Kaia

-Un día me matarás de un infarto. ¡Maldito idiota!-

No aguante y le grite a Tom en la cara.

El solo se me acerca y abraza. Luego de los disparos, había visto una mano a mi lado. Había visto la mano de Tom, y me había cagado encima.

Pero luego había comenzado a escuchar su risa, al levantarme lo vi, estaba de pie frente a mí con una sonrisa en su rostro.

Lo primero que hice, fue darle a mi bebé a Sofía. Para así lanzarme sobre Tom y comenzar a golpearlo, mis golpes no eran fuertes, pero si tenían sentimientos.

Me había asustado, mi corazón había dejado de latir cuando vi su mano a mi lado.

-Kaia...- me dice, mientras acaricia mi cabello.

-No vuelvas a hacer eso. Porque soy capaz de revivirte y matarte yo misma.- otra vez ríe.

-Te amo, y solo era una pequeña broma.-

-Púdrete.- ruedo los ojos y salgo de entre sus brazos.

Me vuelvo a acercar a Sofía y tomo a Elena entre mis brazos, pero en ese momento siento como alguien toma mi tobillo. Al mirar al suelo, veo como Lucía seguía viva.

La maldita zorra tiene más vidas que un puto gato. Tenía su rostro lleno en sangre y varias heridas en su cuerpo, pero aun así seguía con vida. Apenas, pero seguía viva.

Sabía que estaba débil, así que, con mi otro pie, le piso la muñeca de la mano con la que tenía sujeto mi tobillo.

-Sabes, eres como un gato. Tienes demasiadas vidas, pero qué crees. Está es la última vida que te quedaba.- le doy una sonrisa y me alejo un poco.

Creía que Tom solo le proporcionaría un disparo en la cabeza, para así asegurarse de que está vez si muriera. Pero me sorprendo cuando lo veo con un hacha.

-¿De dónde mierda sacaste eso?- la pelirroja a mi lado le pregunta.

-Que sea el cuarto de mis hijos, no significa que no haya escondido armas.-

Quería gritarle, habíamos quedado en que el cuarto de nuestros hijos sería un área libre de armas y esas cosas.

Pero a Tom no le importa nada, y con el hacha le corta la cabeza. Automáticamente Sofía y yo nos volteamos, para que la sangre solo nos cayera a nosotras y no a los bebés.

-Más te vale esconder esa puta hacha, porque créeme que te cortaré las bolas apenas pueda.-

-Era una broma.-

-¡Pudrete tu y tus malditas bromas!-

Estaba por salir de la habitación con Sofía, cuando veo como Tom toma la cabeza y la alza en el aire.

-Un problema menos.-

Ruedo los ojos con fastidio, por primera vez se estaba haciendo el chistoso, pero no era el momento. Me dispongo a salir de la habitación en compañía de Sofia, cuando escucho la puerta principal abrirse.

-¡Por un carajo!- grito cuando veo a los chicos con las demás chicas, frente a mí.

-Hola- un sonriente Bill aparece frente a mí.

-Un día, me van a matar de un puto infarto ustedes.- apunto a todos los chicos.

Gustav toma a Elena de mis brazos, yo sigo mi camino para poder llegar a mi habitación.

-¿Kaia, dónde vas?- volteo ante la voz de Tom.

-A la habitación.- el parece entender otra cosa, así que de inmediato vuelvo a hablar. -Ni se te ocurra seguirme, iré a la habitación para hacer mis maletas. Espero que al volver la habitación de los niños no tenga ese maldito cuerpo en el suelo aun, tengo que venir a hacer la maleta de ellos también.-

Sin más vuelvo a dar media vuelta, y sigo mi camino hasta mi habitación. Saco la maleta y la lanzó a la cama para comenzar a guardar toda mi ropa.

Siento la puerta abrirse, al voltear veo a Tom entrar con la cabeza baja, como si de un perro regañado se tratase.

-No te puedes y llevarte a los niños.- me dice una vez se sienta a un lado de la maleta.

-Puedo y lo haré. No me quedaré más tiempo en esta casa.-

-¿Qué tiene de malo?, es nuestra casa.- dejo de guardar la ropa para voltear a verlo.

-No, no es nuestra casa. Nuestra casa, es donde estén los demás, no me siento. gusto aquí. Y no quiero quedarme más aquí, sabiendo que en cualquier momento Emmet podría venir y hacer algo contra Elena y Nick. Nunca me perdonaría el que algo les pase.-

Iba a volver a guardar ropa, pero Tom toma mis manos impidiéndolo.

-De acuerdo, nos iremos. Pero en algún momento tendremos que tener nuestra privacidad, el ser solo nosotros cuatro.-

-Oh cinco.- puedo ver su cara, sabía muy bien lo que él estaba pensando.

-¿Estas...?-

-No, pero acaso creíste que no me daría cuenta de que estuviste con otra chica antes de venir.-

El solo se queda callado, indicándome que lo que dije era cierto. Una parte de mí, había dicho aquello como una prueba, y la otra esperaba a que fuera mentira.

Su silencio me había dado una respuesta, le doy una última mirada y tomo mi maleta para irme a la habitación de mis hijos. No había nadie en los pasillos, y al llegar al cuarto por suerte el cuerpo de Lucía ya no estaba.

Podía escuchar voces desde el primer piso, los demás seguían aquí. Le doy una mirada a Tom cuando lo veo salir del cuarto que compartíamos.

Empiezo a llenar las maletas con todo lo necesario de los niños, cuando siento un fuerte golpe desde el primer piso.

Rápidamente llegó, y lo primero que veo es a Tom en el suelo con su pierna ensangrentada.

-¡¿Qué mierda paso?!- intento hacer presión en su herida.

-Al parecer Tom recibió un disparo en su pierna, y por la adrenalina del momento no siento nada.-

-Gustav, Georg, ayúdenme a meterlo al auto.- ambos seguían en sus lugares. -¡Ahora!-

Ambos reaccionan, mientras ellos llevan a Tom al auto, me acerco y le doy un beso en la cabeza a cada uno de mis bebés, para luego correr tras Tom.

-¡Ni se te ocurra cerrar los putos ojos Tom!-

Le gritaba mientras conducía a toda velocidad hasta el hospital. Al nuestra casa estar en un lugar un poco apartado, todo nos quedaba ridículamente lejos.

Así que esperaba llegar a tiempo al hospital, de vez en cuando volteaba a ver si Tom seguía despierto. Pero lo único que podía ver, era la cantidad de sangre que salía de su pierna.

-Tom por favor, abre los ojos...-

Mis ojos se habían llenado de lágrimas al ver cómo cada vez sus ojos estaban más cerrados.

-Quien diría qu-que la Kaia que a-antese odiaba y quería que muriera. M-me sup-lica no hac-erlo...-

-Por favor...-

Suplicaba, tomo una de sus manos y está, estaba helada. Mi pie aprieta más fuerte el acelerador con la esperanza de ir más rápido.

Por suerte ya estaba casi llegando cuando Tom había cerrado sus ojos.

-No, no, no, no, no.-

Desesperada me bajo del auto y al solo ingresar con mis manos llenas de sangre, los médicos que estaban de turno entienden.

Todo el mundo sabía quién era Tom, y quién era yo, así que ellos rápidamente corren detrás de mí y entre varios toman a Tom para sacarlo del auto.

Esa fue la última vez que vi a Tom en lo que restaba de la noche, no me habían dejado entrar con él.

Solo había visto a un doctor, quien había salido a decirme que Tom se había desmayado por toda la sangre que había perdido. Pero que, por la cantidad que había perdido, sería difícil que despertara pronto.

Qué harían todo lo posible para que el siguiera con vida.

𝖬𝗒 𝗐𝖾𝖺𝗄𝗇𝖾𝗌𝗌「𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora