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Narrador omnisciente

Habían pasado meses y Kaia en cualquier momento daba a luz. La relación de la pareja había tenido sus altas y bajas.

La mayor alta que tuvieron fue aquel momento en el que ambos tuvieron su primera cita.

Kaia en ese momento tenía ya 7 meses de embarazo, su relación con Tom se había visto un poco afectada por el hecho de que ella había tenido síntomas de perdida, cuando una carta anónima había llegado para ella.

Prepárate maldita perra, ella murió por tu culpa, cuida bien de tus hijos, no querrás que a ellos les pase igual...

Era aquello que la carta decía, era breve, pero no había duda de que «Emmet» había sido el dueño de aquella carta.

Desde ese entonces la pareja solo peleaba, Tom había vuelto a lo mismo de antes, buscar a mujeres de su club. Y por supuesto que Kaia sería la responsable de las muertes de estás chicas.

Pero todo tenía su fin, había sido Sofía quien había convencido a Tom de dejar aquello, de ser solo de Kaia. Y así había pasado, la otra chica le había recomendado llevarla a una cita, pero por obvias razones no podrían salir.

En ese momento lo más importante eran Kaia y los bebés, así que fue Sofía quien se había encargado de decorar aquel jardín trasero que Kaia tanto amaba.

-¿Qué es esto?- fue lo primero que la embarazada pregunto a su pareja cuando vio el jardín decorado con una mesa en el centro.

-Soy una persona con un carácter de mierda, he cometido errores, como también he hecho cosas malas. Y el buscar a otras mujeres fue un error, está es mi manera de compensártelo.-

La pelinegra se quedó enojada ante todo lo que había delante de ella. Sus ojos se habían llenado de lágrimas, ella sabía que Tom no había hecho todo esto.

A pesar de llevar casi un año con él, ella ya lo conocía a la perfección, sabía que esto era algo que Sofia había hecho, pero aun así ella se sentía feliz de que el hiciera el intento.

La cena había comenzado y el rato fue agradable, habían reído como nunca. Kaia cada vez se enamoraba más de la sonrisa del mayor y el cada día la veía más hermosa, incluso si ella ya tenía una barriga enorme.

Peor de pronto una canción comenzó a sonar, «Photograph». Tom odiaba bailar, pero el sabía que bailar era la cosa favorita de la menor.

-Vamos, hay que bailar nuestra canción.-

Desde ese momento ambos solo habían tenido altas en su relación.

Ahora ya estando en el presente, la menor de todos se encontraba junto a Maddy. Ambas chicas habían decidido ver una película juntas par así aprovechar los últimos momentos de paz, pero había algo con lo que no contaban.

-Kaia de tanto reírte te hiciste pipí.- decía Maddy entre risas.

-Esto no es pipí, Mads.-

La pelinegra había dejado de reír cuando sintió aquel líquido bajar por sus piernas, ambas chicas se miraron y fue en ese momento cuando la rubia de Maddy había salido corriendo a buscar a quien sea.

Kaia había comenzado a tener dolores demasiados fuerte, en ese momento llega la rubia con todos los demás. Tom al ver a la chica en ese estado se vuelve loco.

-¡Maldición!, a-ah Bill ve por el bolso y llévalo al auto. Yo llevaré a Kaia.-

Y ese fue el comenzó del caótico parte de la chica, cuando ya todos estaban listos se fueron al hospital

Hospital que había sido cerrado por completo para que la chica de 16 años diera a luz, todos estaban vueltos locos. Tom caminaba de un lado a otro pensando que en pocos momentos sería papá.

Sofía había sido quien entró con Kaia a a sala, la menor no podía dejar de gritar de dolor.

-¡Te cortaré el maldito pene!- fue lo que la chica grito cuando la puerta de la sala de partos fue abierta.

El doctor que había estado atendiendo a la chica había salido después de horas, Kaia había al fin dado a luz a sus bebés.

Habían sido horas interminables para todos, pero en especial para la adolescente.

-Sus hijos están en perfecto estado y de buena salud, señor Kaulitz.-

-¿Y mi mujer?-

-Ella está bien, solo cansada.-

Y sin más el médico se fue, Kaia se había terminado desmayando por todo el esfuerzo que había realizado.

Mientras Tom y todos los demás entraban a la habitación para conocer a los pequeños, Sofía se encargaba de cuidar de Kaia.

...

Las horas habían pasado y Kaia al fin había despertado, la chica lo primero que pregunto al despertar fue por sus hijos.

-¿Mis bebés?- le pregunto a Tom quien no se había separado de su lado.

-La enfermera se los llevo para revisarlos.- el de trenzas le dio un beso en la frente a su amada.

-Me duele todo, te juro que te cortaré el pene algún día.-

-Ya quisieras.- ambos ríen, sabían muy bien que en algún momento ellos querrían tener más hijos...

-¿Cómo se ven?-

-Como pasas.- la chica le da un golpe en el hombro.

-No seas idiota.-

-Se parecen a ti, además son demasiados pequeños, me da miedo tomarlos y que se caigan.-

-Nunca le digas a la chica que los saco por su vagina que sus bebés son pequeños.-

Tom no tuvo tiempo de responder porque la enfermera había llegado con ambos infantes, Kaia se había posicionado mejor para poder tener a ambos bebés en sus brazos.

Al volver a estar solos los cuatro, Tom se había permitido soltar un par de lágrimas, en todo el tiempo que Kaia había estado con él nunca lo había visto llorar.

-Matare a Emmet, haré lo que sea necesario para que ustedes tres estén a salvó. Daría mi vida por ustedes Kaia.-

-Ya lo se.-

La pareja se había dedicado a disfrutar de sus bebés, mientras que en otra parte de Alemania había algo planeandose.

...

Días habían pasado desde que Kaia había tenido a sus bebés y al inicio fue difícil, pero se fue acostumbrado.

Nadie de la casa podía creer que Tom era alguien completamente diferente con sus hijos, en especial con su pequeña Elena.

Todos se habían quedado mudos al escuchar a Tom hablarles a sus hijos como bebé, nadie podía creer que aquel hombre era el mismo que era conocido en la calle como el hombre más temido de Alemania.

...

El primer mes había sido duro, pero todos en casa habían ayudado con el cuidado de ambos infantes recién nacidos.

Todos estaban encantados con ellos, pero a la vez estaban preocupados por el tema pendiente que tenían.

«Emmet»

Kaia y Tom habían ideado un plan por si en algún momento algo llegaba a pesar.

Pero por precaución habían decidido irse de Alemania, irse a la tierra natal de Kaia. Italia, todos estarían a salvó allí y podrían cuidar de los niños.

Cada día ideaban planes nuevos para poder acabar con el enemigo, pero lo que no sabían era que pronto aquel enemigo los encontraría.

Y solo algunos saldrían vivos...

𝑾𝑬𝑨𝑲𝑵𝑬𝑺𝑺 ʚɞ 𝑡𝑜𝑚 𝑘𝑎𝑢𝑙𝑖𝑡𝑧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora