𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥.

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Narrador omnisciente

Las paredes eran blancas con dorado, todo estaba decorado al gusto de Kaia.

Todos los invitados podían ver los tulipanes de colores decorar todo el lugar, el pasillo lleno de los pétalos de la flor favorita de la pelinegra.

Después de todo, era su día especial. La música no era tan alta, pero tampoco tan baja, estaba justo en su nivel. Algo que había encantado a todos.

Pero ellos quedaron más sorprendidos cuando vieron a la chica con aquel vestido blanco, ajustado, con encaje, algo revelador como ella, pero elegante a la vez.

Los invitados tenían que alternar las miradas, no sabían que era más bello. Si la chica con su vestido de novia, o los hijos de ella.

Elena era la niña de las flores, por dónde pasaba, pétalos dejaba. Nick, el pequeño tenía en sus manos lo más importante, los anillos.

Photograph sonaba de fondo, un recuerdo precioso llegó a la memoria de los futuros esposos, la cena que ellos tuvieron años atrás, cuando sus vidas eran un completo caos, aún sin tener a sus hijos.

Tom tenía una sonrisa de oreja a oreja, no eran muchos los invitados, pero aún así todos ellos quedaron sorprendidos por la reacción de este.

Nunca lo había visto así, siempre era alguien que se mantenía serio, que ni siquiera volteaba a ver a la gente.

Pero todo eso cambio, cuando aquella pelinegra había llegado a su vida, cuando ella le dió lo que el sin saber, más anhelaba. Hijos.

El mayor tampoco podía quitar su vista de sus hermosos hijos, veía con orgullo a Nick, el pequeño era una copia exacta de el y eso era un logro mayor para Tom.

Pero para Tom, su mundo era Elena, su hermosa hija. Ante los ojos de Tom, su hija es una copia exacta de Kaia, y eso era algo que sentía como un logro, pero bien sabía que en un futuro tendría que matar a sus pretendientes.

La música solo se detuvo cuando Kaia finalmente llegó frente a Tom, se dieron una sonrisa el uno del otro, para voltear a ver a Bill.

Porque si, Bill se había ofrecido de hacer la ceremonia y unir a la pareja.

Todo era hermoso, era tan perfecto, pero...

Tan irreal.

El pelinegro se levantó sobre saltado por el llanto de un bebé, por un momento pensó que era el llanto de su hija, Elena.

Pero al fijarse mejor, se dió cuenta que en realidad era Axel, el hijo más pequeño que tenía con Monique.

5 años habían pasado desde la desaparición de Kaia y sus hijos.

Los vídeos seguían llegando al teléfono de la pelinegra, y Tom veía cada uno de ellos con emoción. Se sentía una mierda al no ser el quien tuviera la oportunidad de criarlos.

Sabía que tenía que en algún momento confrontar a Gustav o buscarlo, pero sabía muy bien que sus hijos estaban mejor con el y Maddy, además, tampoco se atrevía a llamarlo o escribirle, sentía no sería capaz de hacer ese trabajo sin Kaia a su lado.

A pesar de que Emmet tenía a Kaia secuestrada, el no se había cansado de amenazar a Tom, y siempre con lo mismo, sus hijos.

-¡Cállate!- legrita desperado Tom a su hijo.

-No tienes porque gritarle, y será mejor que te calles. Si sigues gritando despertarás a Mackenzie, y se que odias dormirla.-

Muchas cosas habían cambiado en estos años, Kaia seguía prisionera de Emmet, eso no había cambiado.

𝖬𝗒 𝗐𝖾𝖺𝗄𝗇𝖾𝗌𝗌「𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora