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Kaia

No sabía que más hacer, había estado días en cama y ya me estaba aburriendo. Habíamos vuelto a la misma rutina de antes, es decir, los chicos y las chicas fuera de casa y yo encerrada con mi enorme barriga.

Mi hombro aun dolía si es que lo movía demasiado, así que las chicas eran quienes me ayudaban la mayor parte del tiempo.

Todos habían salido anoche, las chicas habían decidido irse de fiesta y los chicos tenían negocios que atender y como siempre yo me quedé aquí.

Pero en parte fue bueno, ya que me había levantado más temprano, así que ahora estaba en la cocina con todos los ingredientes regados por todas partes aún sin saber que mierda haré.

Antes mi desayuno favorito era los waffles y ahora no los podía ni ver, y cada vez que comía algo dulce, los bebés no dejaban de moverse. Así que ahora parezco una loca con casi todo el refrigerador tirado por todo el mesón de la cocina.

-¿Qué haces?- me sobresalto por la repentina aparición de Sofía.

-¡Carajo Sofía!, maldita perra casi haces que mis hijos nazcan antes de tiempo.-

Ambas reímos y con su cabeza me apunta las sillas, ambas nos quedamos en silencio mientras la veo preparar dos tés, unos minutos después me entrega el mil y se sienta justo frente a mí.

-¿Qué sucede en esa cabeza tuya, Kai?- sonrió de forma tierna ante el apodo.

-Nada, es solo que estaba aburrida.- mentira, ni yo sabía que me pasaba.

-Te conozco perfectamente, sé que algo sucede. ¿Peleaste con Tom?-

Niego. -No, claro que no, estamos mejor que nunca, es solo que me aburro mucho aquí, además de que...  sé que siempre lo digo, pero tengo miedo.-

Sofía deja nuestras tazas a un lado y toma mis manos entre las suyas.

-Es normal tener miedo, pero estoy segura de que apenas tengas a esos bebes en tus brazos, todos esos miedos se irán. Además, no estás sola, tienes a Tom y también a nosotros, no tienes de que preocuparte.-

-¿Tú crees que Tom será un buen padre?- tenía esa pregunta en mi cabeza desde hace demasiado tiempo, sabía que Tom se había emocionado y me había dicho miles de cosas, pero aun así tenía mis dudas.  

-Soy la que lleva más tiempo con ellos, y sé que tienes tus dudas por cómo Tom te trataba, pero créeme cuando te digo que él está muy emocionado.-

-¿Cuánto tiempo llevas con ellos?-

-Desde mis 14 años que estoy con Bill, y ahora ya tengo 20. Los eh visto en sus peores y mejores momentos, los conocí cuando no tenían nada y cuando lo tenían todo. Sus padres murieron cuando ellos eran jóvenes, Tom era el favorito de su padre y Bill de su madre, así que el amor que no recibió de su madre lo busco en las prostitutas.-

Ahora me sentía mal, no podía sentirme culpable por dudar de que Tom fuera buen padre. Pero él había demostrado tantas veces ser alguien horrible.

-No quiero que te sientas culpable, ahora solo necesitamos esperar a que esos bebés nazcan, Emmet muera y todos seremos felices.-

Sofía no dice nada más y se levanta para luego dejar un beso en mi frente eh irse de la cocina.

Me quedé unos minutos más ahí sentada, no sabía cómo iba a ser mi vida luego del nacimiento de Elena y Nick, o como sería una vida sin Emmet queriendo matarnos.

-Te vez hermosa con el ceño fruncido.- escucho a Tom decirme una vez entra a la cocina.

-Creí que aún dormías, ayer llegaste tarde.- se acerca y deja un beso en mis labios, aún seguía sin acostumbrarme.

-Estaba dormido hasta que no te sentí a mi lado, así que fui donde Sofía para preguntarle g me dijo que estabas aquí. Y por lo que veo intentabas hornear algo.-

Señala los ingredientes, el de trenzas suelta una risa al verme hacer un puchero por todo el desorden que hice, aun cuando ni siquiera había horneado algo.

-Ven, yo te ayudaré.-

Me ofrece una mano, pero me es casi imposible levantarme sola de la silla, así que llega a mi rescate y me ayuda.

Una vez ambos frente a los ingredientes, le indico que quiero galletas con chispas de chocolate.

-A la orden.-

Yo solo me quedo viendo cómo va siguiendo cada paso que le digo, por un momento me pierdo en mis pensamientos imaginándome como sería cuando seamos cuatro y ya no dos, el cómo Elena sería una niña de papá y Nick un niño de mamá, porque si, sabía muy bien que Elena sería la consentida de Tom.

Al volver a la realidad veo como está por meter las galletas al horno, decido irme al sofá porque ya no aguantaba más estar de pie o en esas incómodas sillas de madera.

Veo a Gustav en el sofá y me siento a su lado, apoyo mi cabeza en su hombro viendo ambos la televisión.

-Escuché ruido en la cocina, preferí no iré eh interrumpir.- lo veo subir y bajar sus cejas de forma coqueta.

-¡No seas idiota!- le di un golpe amistoso en el hombro.

-No me digas que no han tenido sexo, ¿Se puede hacerlo en tu estado?- quería reírme por su cara de confusión.

-Se puede, pero siendo sincera lo único que quiero hacer es dormir y comer.-

-No puedo esperar a que nazcan, espero que se parezcan a ti.-

No tuve tiempo de responder ya que Tom llega y me toma de la mano para llevarme a otro lugar.

-Kaia dejo galletas en el horno, revisa que no se quemen.-

Le dice el de trenzas al rubio, aún con la mano de Tom entrelazada con la mía me guía hasta la habitación, me deja sentada en la cama mientras lo veo buscar ropa en el closet.

-¿Qué haces?-

No responde y en su lugar sigue con lo de buscar ropa, cuando finalmente encuentra algo, lo deja a un lado de la cama y me ayuda a vestirme.

Confundida solo me dejó ayudar por él, cuando ya estaba vestida voy al baño a asearme y al salir veo a Tom listo.

-¿A dónde vamos?-

-Saldremos, iremos por tu cosa favorita, comprar ropa para los bebés.-

Aunque Tom no lo admitieras también era algo que a él le encantaba, habíamos salido una vez los dos juntos por ropa, podía ver la emoción en el brillo inconfundible de sus ojos.

...

El viaje al centro comercial había sido corto, Tom había optado por solo ser nosotros dos.

-Tengo a un par de hombres buscando a Emmet, nadie lo ha visto desde que Lucía murió.- suelta de la nada mientras yo estaba a su lado viéndolo escoger un par de cosas.

-Es mejor que se siga escondiendo, si lo veo lo mataré. Lo único que quiero es estar en paz, tu, yo y nuestros hijos.-

Tom se acerca y toma mi rostro entre sus manos, deja un beso en mis labios antes de mirarme.

-Te amo Kaia, y también a nuestros hijos y créeme que haré lo necesario para mantenerlos a salvó.- mi corazón latía a mil por segundo al escucharlo decir aquello.

-Yo también te amo Tom.-

Con Tom seguimos viendo la ropa, no podía dejar de verlo emocionarse cada vez que veía algo para alguno de los bebés en especial para Elena.

No podía esperar a que estos bebés nacieran, el ser solo nosotros cuatro...

𝑾𝑬𝑨𝑲𝑵𝑬𝑺𝑺 ʚɞ 𝑡𝑜𝑚 𝑘𝑎𝑢𝑙𝑖𝑡𝑧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora