Cap2: La noche de las veintitrés antorchas

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Bralen y yo vamos en dirección al bosque, siguiendo las pisadas que dejaron los bandidos y el camino abierto entre el césped por el paso humano. Debemos resolver el problema, solos, ya que Riven es probable que no sobreviva, ni siquiera dejándolo descansar en el carruaje.

Todavía nos encontramos en los bosques aledaños a la salida de Narciso, por lo que la composición no cambia mucho con respecto a los de nuestra tierra. El único problema es el fango del suelo, ya que llovió la noche anterior.

Mi sirviente se mueve rápido bajo los árboles, portando las telas negras. Él se sube en los troncos para tener mejor visión, mientras, yo avanzo en el suelo siguiendo el recorrido de rastreo que hace. Ante sus ojos debo ser capaz de percibir el olor también, así que no puedo perderle de vista.

Avanzamos varios metros entre la naturaleza. Las huellas son claras por el peso de lo que llevan, así que no me cuesta seguir el rastro. El problema es cuando la oscuridad empieza a hacerse más acentuada y mi vista se ve limitada.

A lo lejos empezamos a ver el fuego que sale del bosque, es demasiado para ser de una simple hoguera. Debe tratarse de un campamento de paso o quizás acentuado.

Una vez en el lugar, encontramos a todos corriendo, huyendo del humo. Charlotte está amarrada a un árbol que se consume en llamas, con un semblante de tristeza. Logra zafar sus manos y corre hasta una mujer desmayada en el suelo, sin prendas en su cuerpo, ella posee el cabello rojo como el fuego.

Es tan parecida a Walker, ese color me recuerda a los brujos de su aquelarre, pero según recuerdo, a todos los quemaron tras los hechos de hace dos años.

El bandido de la cortada en la cara apunta a Charlotte con el arma, para intentar acabar con su vida, pero Bralen corta los tendones de su mano sin ser visto en un ágil movimiento desde el suelo, para luego degollar su cuello haciéndolo caer. Sus pasos son casi imperceptibles y totalmente certeros.

—Idiota —susurran sus labios antes de desaparecer en la oscuridad de nuevo, como una sombra.

Su táctica ha mejorado, la entrenó y llegamos a la conclusión de que sus habilidades brillan más si las usa de forma indirecta, no en peleas frontales. Un estilo más apegado al de los ninjas.

—¡Charlotte, apaga el fuego, vas a quemar todo el bosque si lo dejas propagarse! —Le ordeno a mi sirvienta.

Ella se calma al escuchar mi voz, no se atrevería tampoco a desobedecerme. ¿Qué debió haber percibido que actúa de esa manera?

—Es ella, la esposa de Walker. La qué me enseñó en el sótano, esa es parecida a su alma, pero más débil —dice Charlotte sin dejarme entender.

¿Charlotte la llegó a conocer? ¿Cómo...? ¿Qué hace aquí?

Un bandido viene hacia mí con una espada, pero me deslizo por el costado para tomar su mano y proyectarle al suelo. Prosigo a golpear su mandíbula con mi zapato desde el lateral y hacerle perder la conciencia, aunque creo que se le dislocó.

La Maldición de los Roosevelt [#2🌹] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora