Cap29: Teatro de magia y almas

189 48 45
                                    

Luego de dejar a Victoria en su palacio, decido volver a la mansión Roosevelt

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Luego de dejar a Victoria en su palacio, decido volver a la mansión Roosevelt. A pesar de todos los últimos contratiempos, está en perfecto estado. Cada detalle en orden y los sirvientes trabajando como siempre.

Avanzo hacia mi despacho y recibo los trabajos de mi padre, pero no los contables, sino esos que llevan el poder de los Roosevelt.

Desapariciones, escándalos, denuncias, muchas cosas han salido a la luz recientemente y es difícil manejarlo como si su existencia fuese nula, al contrario. Pero hemos logrado mantener el pensar que no ocurren tantas cosas como en realidad debe ser.

Las personas de Narciso piensan que todo fue culpa de un grupo criminal que ya fue neutralizado, así que todo se mantiene en orden, pero a ese paso no creo que acepten una convivencia entre los dos bandos.

Selecciono varios de los trabajos y me paso el día solucionando los problemas. Entre el hombre rata, Jonathan el lamia y el duende de padre logro solucionar las cosas en cuestión de una semana.

Regresar a casa a varias personas y otras suplantarlas con dobles. Lo más curioso es ir a la iglesia a ver al padre Julio y que no sea él, ya el lugar no afecta, no quema.

 Lo más curioso es ir a la iglesia a ver al padre Julio y que no sea él, ya el lugar no afecta, no quema

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un hombre de cabellos rojos y el rostro de Helios se sienta a mi lado.

—Un buen devoto no falta a misa los domingos —me comenta el conde Walker.

—Ha sido un tiempo, ¿qué sucede? —Le respondo.

—La soledad que le rodea es curiosa —me indica.

—Serán unos meses convulsos, pero tranquilos para Narciso —digo.

—Con su padre al frente y vuestra hermana en camino a la guerra, ¿no tiene usted el papel más pasivo? Debería hacer algo que levante su posición —me dice para mirarme.

Sé que no lo explica realmente con la intención de incitarme a pelear en ese sentido, sino a que todo mi plan va en extremo lento según esas situaciones. ¿Es una crítica? No, este soñador e idealista sabe jugar lento, me refiero al conde.

—Vuestro plan, tendrá que compartirlo conmigo —le confieso.

—¿No se cree capaz de deshacerse de ese murciélago usted solo? —Pregunta mientras junta sus manos para rezar.

La Maldición de los Roosevelt [#2🌹] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora