Cap11.2: Una de las dos debe morir

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Dolores se decide a besarme, acto que correspondo para luego abrazarla y dejar escapar en ella mi imagen de frustración hacia el rechazo de mi madre a mi persona

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Dolores se decide a besarme, acto que correspondo para luego abrazarla y dejar escapar en ella mi imagen de frustración hacia el rechazo de mi madre a mi persona.

Lo veo, las marcas que sobresalen de su hábito se están desvaneciendo, no debe haberse dado cuenta de ello aún.

Lyra me observa con todo su cuerpo lleno de quemaduras, me sorprende realmente que pueda estar en esas condiciones tan deplorables y manteniendo su cabeza en alto.

—Son dos malditos... ambos dos —dice Lyra mirándonos fijamente.

Mis manos se posan en las mejillas de la joven de ojos azules que mira mi rostro con dudas y llenos de un rojo irritado por las lágrimas. Ella parece confundida y preocupada, pero lleva su mano a la mía como si eso le diese fuerza.

Mis manos se bajan a su cuello para hacer presión en este, acto que hace que se llene de incertidumbre.

—¿Qué haces? —Responde Dolores tratando de zafar mi agarre, pero su fuerza invencible ya no está.

—¿Realmente crees que soy capaz de amar a alguien que me arrebató lo único que me importaba? —Suelto mis palabras, dejando otra vez vacía mi mirada, sin ninguna falsa, sin mentiras.

Los ojos de Dolores comienzan a soltar lágrimas bañadas en decepción.

—No recuerdo haberte hecho algo malo... No creo haberlo hecho... Yo... trato de hacer el bien —me responde entre balbuceos haciéndose notoria la falta de oxígeno en su sistema.

—Asesinar a cada criatura sobrenatural sin distinción, haya o no hecho algo malo. Asesinaste a Helios, niños, inocentes... y vuestra simple existencia atenta contra mi familia, es algo que no puedo dejar pasar, Dolores. Puedes jugar con infantes humanos, pero si nace con alguna característica sobrenatural lo eliminas sin piedad —le contesto haciendo una mayor presión.

—Yo... es lo correcto... Lewis... ¿Por qué... engañarme así...? —Ella continúa llorando mientras mira mis ojos.

—Ya casi, ya casi, una menos, Lewis Roosevelt —susurra en mi oído la voz que viene del vacío, la voz del demonio de mi familia.

Si quiero que Helios viva, debo eliminar a Dolores... A Julio... y al difunto Ulises. Sacar todo lo sagrado de estas tierras.

No voy a cerrar los ojos, da igual cuanto suplique o lastime esa mirada de asfixia. Debo verla hasta que su corazón deje de latir, mientras maldice mi existencia, su extinción es mi responsabilidad.

—Te perdono... no te odio... —Balbucear Dolores para subir su mano a mi rostro mientras ahora cierra sus ojos—: gracias... por salvar la ciudad...

Pasan pocos segundos hasta que su cuerpo se apaga y cae sobre el mío. Abrazo su cálido cadáver para acomodarlo en el suelo.

—¡Bien hecho, mi perfecto cordero! Solo queda uno más, solo uno más y Narciso volverá a ser mi completo dominio. Sabía que los Roosevelt serían buenos representantes —susurra el demonio sin cuerpo en mi oído.

La Maldición de los Roosevelt [#2🌹] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora