Cap33: Veneno y cura

188 49 52
                                    

Ana desenredar mis cabellos con suavidad para hacer una trenza luego de colocarme un nuevo vestido rojo, nadie sabe qué estoy aquí y cuando salgo muestro el rostro de otra persona

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ana desenredar mis cabellos con suavidad para hacer una trenza luego de colocarme un nuevo vestido rojo, nadie sabe qué estoy aquí y cuando salgo muestro el rostro de otra persona.

Marcus en el cuerpo de Frederick se ha ocupado perfectamente de sus labores, llego a pensar que mejor que el mismo Oliver. Lewis tenía razón, debo aprender a usar a las personas, al menos de esa manera evito tener que ocuparme de todo.

Pero aun así, gracias a lo que me enseñó sobre la contabilidad y demás, puedo revisar por encima su labor para comprobar resultados.

En el espejo en mi mano veo lo que está haciendo Rudolf, cada segundo, a todo momento. Prontamente, debo ir hacia él.

Los aspectos de los demás hombres a la hoguera, su huida al bosque. También como devoró a ese animal crudo y aún fresco.

Lo mejor fue ver su rostro cuando toma el collar en sus manos para verlo. Su mirada no es la mejor, se le nota afligido hasta que se decide marchar.

Cuando abrió la carta pude ver lo que decía. Debo regañarlo, no entiendo como él va a creer que yo le enviaré algo que sé que no entenderá. ¿Una carta? No soy ignorante sobre el hecho de que no sabe leer.

De forma resumida, era un pedido de encuentro en mi supuesta tienda. Todo usando mi nombre.

—Mi reina, todo está listo —comenta Ana—: solo falta el final.

Mantengo la mirada en el espejo, la entrada a la cabaña se abre y puedo verme, sí, puedo ver como Oliver usa mi cuerpo para recibir a Rudolf.

¿Qué deseas hacerle? Debo observar más antes de actuar, no debo ser precipitada.

Rudolf corre a abrazar a mi falsa yo mientras la alegría se refleja en su rostro. La otra Victoria, en cambio, muestra una cara de tristeza con asco mientras lo abraza.

Entre todo, ¿qué se sentirá descubrir el hecho de que realmente, aunque Lewis fuese imposible, no seas tú el dueño de mi atención? Pude haberme sentido mal referente a ello, pero no tiene sentido, ya no lo tiene.

Deslizo el de dedo por sobre el cristal para pedir el mapa a mi sirvienta, la cual lo abre delante de mí.

Me invade la preocupación ante el hecho de que el suelo donde ellos están presenta ese símbolo de magia. Aquel que él usó para quitar mi alma.

Paso al otro lado desde fuera de la carpa, allí logro ver y escuchar ya todo mejor.

Las inscripciones brillan en rojo y Rudolf se aparta tratando de sacar a mi otra yo del lugar. En cambio, el rostro de la impostora se baña en risas justo antes de darse cuenta de que nada pasa.

—Debió funcionar —Expone Oliver con una voz femenina.

—Parece que sin querer borré una de las letras —responde Rudolf dejándole en el suelo—: ¿Estás bien, Victoria?

La Maldición de los Roosevelt [#2🌹] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora