Capítulo 17

250 37 3
                                    

Jimin


—Te vi durmiendo junto a Jungkook en el prado —Sonrió Leah, avanzando por el sendero a su lado. Jungkook y Dongwook se habían adelantado. Dong se quedó atrás, atento a las amenazas.

—No estaba durmiendo, —negó Jimin—. Estábamos hablando.

—Es tan grande como un dragón. —Abrió los brazos—, y tú eres tan pequeño. —Hizo un pequeño hueco entre sus dedos—. Fue adorable.

—¿Adorable? —Jimin le lanzó una mirada tan afilada como su hoja de dragón, pero la sonrisa de ella se ensanchó y su mirada se volvió suave—. Está bien, me dormí un poco. —Una sonrisa traicionera intentó levantar sus labios—. Hacía calor en el prado.

—¿Quieres decir que él es cálido? Se siente como el sol, ¿no? —Ella soltó una risita brillante y le dio un codazo en el brazo—. Estás tan malhumorado. Has recuperado a tu dragón, ¿verdad?

Sí, y estaba feliz, más feliz de lo que había estado en.… toda su vida. Pero era algo frágil, como las mariposas revoloteando que ahora los rodeaban. Había aprendido a no confiar en la felicidad. No duraba.

—¿Cuándo matamos a Dongwook? — preguntó de repente Leah.

Jimin levantó la mirada al frente. Los dragones probablemente no lo habían oído, pero Leah necesitaba bajar la voz.

—¿No me digas que te estás ablandando con él? —El acero en sus ojos no era nuevo. Lo había llevado desde que los humanos la habían sacado de debajo de la madriguera de bronce, pero se había vuelto más frío últimamente.

—No. No me voy a ablandar. Lo mataré cuando sea el momento, pero ha demostrado ser útil. Si no hubiera matado a esa esmeralda, Jungkook probablemente estaría muerto.

—¿Crees que esa es la única razón por la que mató a la esmeralda?

La forma en que lo preguntó dejaba claro que creía que Dongwook tenía sus propias razones para atacar a la esmeralda. Jimin asintió en silencio. Dongwook no era conocido por salvar a su hermano. El dragón quería a la esmeralda muerta y aprovechó la primera oportunidad para que así fuera.

—Como engendro mayor de la reina. Imagino que Dongwook ha matado a muchos esmeraldas a lo largo de los años.

—¿Y aún así dejó a Jungkook vivo tanto tiempo?

—No por amor. El Príncipe Negro no es capaz de eso. Intentó matar a Jungkook y lo intentará de nuevo, cuando sea más fuerte.

—Mataremos a Dongwook antes de eso, ¿verdad?

Jimin asintió.

—Bien. Le debo a Misuk su sangre en mi espada. —Se adelantó.

Jimin enarcó una ceja a su espalda. Había crecido desde que dejó el nuevo asentamiento. Sólo un poco, pero lo suficiente para que se formaran músculos donde antes no los había. Estaba perdiendo el aspecto flaco y larguirucho de una pequeña elfa y adquiriendo en el cuerpo de una asesina feroz de la Orden.

Probablemente habría muerto antes si Jungkook no hubiera matado a la reina. Las acciones de Jungkook habían cambiado el destino de todos los futuros elfos. Jimin se lo diría. Él oiría, pero no escucharía. Jungkook no estaba acostumbrado a escuchar lo bueno de sí mismo.

Sólo había pasado menos de un día desde que encontró a Jungkook de nuevo, pero Jimin sintió algo diferente en él: una inquietud que siempre había estado ahí, pero ahora la inquietud se paseaba por su jaula, queriendo salir. Jungkook quería poder, y lo conseguiría. Jimin rogó a Alumn que cambiara a Jungkook para mejor, no para peor.

Elfo y Dragón #3 Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora