Jimin
—¡JIMIN! ¡Jimin, el árbol! ¡El árbol se quema!
Unas manos tiraron de él, aunque no era necesario acercarse más para ver algo que parecía imposible. Las llamas se aferraban al árbol de cintas de Cheen, devorando ramas con cientos de años de antigüedad y los recuerdos de miles de muertos. Luces anaranjadas y rojizas parecían lamer el cielo nocturno. La madera se rompía y crujía en el fuego. Las brasas se enredaban entre ellas y le ardían en el rostro. Esto no podía ser real.
—¡Baldes! —gritó—. ¡Hagan una fila de baldes de agua ya! Tú, corre a la bomba de agua y empieza una fila. ¡Ahora! —le ordenó a nadie y a todos al mismo tiempo, transformando el pánico en acciones más útiles. La fila comenzó a crecer. Se comenzaron a lanzar los baldes de agua, pero el fuego era demasiado intenso y se propagaba de rama a rama, de un árbol a otro. Supo que no podría salvar al árbol, pero debía rescatar a Cheen.
Jungkook no estaba ahí. No lo siguió. Y la preocupación empezó a molestar los pensamientos de Jimin, pero Jungkook sabía cuidarse solo. Si la aldea se incendiaba, todos se quedarían sin santuario.
Cada balde de agua que caía en sus manos lo dirigía a los árboles que aún no eran tocados por el fuego. Los elfos de la Orden subieron a las copas de los árboles y desde ahí lanzaron agua a las hojas. Bendita era la gracia de Alumn, el viento comenzó a alejar las llamas de la aldea y el fuego se extinguió rápidamente al no poder consumir el follaje verde que se negó a arder.
Todo pareció durar una eternidad y su final fue tan repentino, que los elfos se mostraron atónitos.
El árbol de Alumn que una vez fue frondoso y repleto de vida, ahora era un esqueleto desolado y oscuro en medio de un paisaje de árboles consumidos por el fuego. Su gente cayó de rodillas y comenzó a llorar, recogiendo montículos de ceniza entre sus manos, como si creyeran que al rezar podrían devolverle la vida a su árbol.
¿Cómo?
Era lo único que podía pensar. ¿Cómo fue que pasó?
Deambuló por el lugar cubierto de cenizas y comenzó a recoger los baldes vacíos, necesitaba hacer algo, cualquier cosa. De lo contrario, la furia lo consumiría por dentro al igual que hizo el fuego con el árbol de Alumn. Alguien era el responsable de esto. El árbol era frondoso y repleto de hojas verdes. Las llamas no lo habrían destruido sin ayuda. Pero gracias a la celebración, nadie pudo atestiguar al culpable de tan terrible acto. No podía imaginar a un elfo provocando el incendio. ¿Entonces fue un humano? Pero ¿por qué?
Por qué, por qué, por qué.
—Jimin, Freya quiere hablar contigo.
Le respondió al mensajero con un asentimiento a secas y atravesó la aldea en dirección al salón principal de Cheen. Él fue quien trajo a los humanos. Confió en ellos, les ofreció comida y la hospitalidad de los elfos, ¿y ellos le pagaron con puros engaños?
Cuando entró al salón, le dolía su mandíbula y ambos puños, sus pensamientos eran relámpagos en su cabeza. Alguien tenía que pagar por esto.
Freya se encontraba de pie detrás de la enorme mesa de reuniones, otros miembros del consejo la rodeaban por ambos lados. Todos se pusieron de pie. Jimin no había notado cuántas personas había en el lugar, tampoco se dio cuenta que habían cerrado la puerta a sus espaldas. Parpadeó, tratando de sacar la ceniza que aún acechaba sus ojos.
Silencio.
Percibió el cambio que rodeó el ambiente e intentó respirar con normalidad ante el abrupto sentimiento de temor que apareció entre la furia. Los humanos también estaban aquí. Alice. Sus ojos también estaban repletos de la misma ira incontrolable que sentía Jimin.
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Elfo y Dragón #3 Kookmin
De TodoEl príncipe Jungkook Amatista sabe que toda esa paz no durará pero trata de tomar todo lo bueno de ello que pueda, entonces las cosas se derrumban de nuevo más rápido de lo que espero. El príncipe descubre lo que es ser un esmeralda y el poder de es...