Elfo y Dragón #3 Kookmin

Capítulo 11

Jungkook

—Enséñame.

Alarik simplemente se rió de eso, arrancó una flor de las altas y oscilantes margaritas del prado y comenzó a arrancar los pétalos, uno por uno.

—No se puede enseñar lo que ya se sabe.

Jungkook se cruzó de brazos.

—¿Entonces te despertaste una mañana y descubriste que podías controlar a tus parientes?

—Más o menos.

Había aprendido en sus semanas aquí que Alarik era un enigma y una burla. Tenía todas las respuestas, pero solo compartió gotas a la vez. Jungkook comenzaba a sospechar que Alarik se demoraba deliberadamente. El dragón estaba solo. Él no debería estarlo. Tenía una prole enorme para hacerle compañía, pero pocos hablaban con él, al igual que ninguno hablaba con Jungkook. Alarik los controlaba. Vivían con eso, y con él, en una extraña especie de tregua mutua.

Pero eso no fue suficiente para Jungkook.

Había visto lo que se podía hacer y, por los Dioses, él también necesitaba hacerlo. Nunca nada tan bueno había caído en su regazo. No estaba dispuesto a dejarlo pasar. Alarik era esmeralda. Jungkook era esmeralda. Entonces, Jungkook tenía un ala rota. El resto de él funcionava. Principalmente. Él podría hacer esto. No dejaría esta tierra hasta que estuviera hecho, como diría Jimin.

Jungkook quería volver a Jimin más fuerte, como alguien que merecía a Park Jimin, no la carga que había sido hasta ahora.

Y si Jungkook pudiera controlar a los suyos, podría... mataría a Donghae. Y más. Podía hacer mucho más. Alarik estaba desperdiciando su don. Jungkook derribaría a todos los dragones y terminaría la guerra. Alumn lo había dicho en sus sueños.

—Entonces... —comenzó Alarik, terminó con su flor, se centró en Jungkook en su lugar. —…Toda tu vida, fuiste controlado. Hakiru y luego... ¿Donghae?

—Sí. —Jungkook no tenía idea de si el trato de Donghae hacia él había llegado tan al norte, pero era probable. Alarik sabía mucho para un dragón que no existía.

—Bueno, entonces, no es ninguna sorpresa que no hayas llegado a tu poder. Todos te codiciaban, ¿sí? ¿Todos querían un pedazo del príncipe?

—Sí —dijo Jungkook de nuevo—. Nunca me dijeron por qué.

—Pero ahora ves por qué fue eso. ¿Te imaginas lo que hubiera pasado si te hubieras enterado de tu verdadero potencial mientras estabas bajo Hakiru? Supongo que sucedió de todos modos, eventualmente. Te temía, pero te deseaba. Lo mismo que Donghae. Lo mismo que tu compañera bronce. Lo mismo que todos los dragones. Todos te admiran.

—¿Cómo lo aprendo?

—No sé. Sucedió temprano conmigo. Iba a ser asesinado por la reina. Escapé, ella envió un vuelo detrás de mí, peleamos —agitó una mano como si todo esto no tuviera importancia. —Me creían muerto. Pero las esmeraldas son unos bastardos duros y nos curamos... También es la forma en que la naturaleza se asegura de que sobrevivamos. Encontré mi camino aquí y simplemente sucedió.

—¿Simplemente sucedió? —Jungkook resopló.

—Para empezar, era solo un dragón y cuando descubrí la facilidad con la que se sometió, yo... de todos modos... murió, lo maté, pero encontré otro y aprendí que si no quería estar solo, debería jugar bien con los demás en lugar de comérmelos.

Eso sonaba más como el joya que Jungkook conocía.

—Has visto lo que soy. No soy débil. No dudo en matar, pero no soy del tipo "jódelo-mátalo" como el resto de los nuestros. Es posible que tú seas igual. Oh, todavía tenemos necesidades, somos dragones, pero no somos descerebrados en nuestra búsqueda de deseos, como lo son los metales.