Jimin
—Sé lo que estás pensando, no serías un elfo si no lo fueras, —dijo Haldir. —Pero Donghae es un engañador. Te habría tomado en un suspiro y atacado a Ashford en el siguiente. Nunca se puede confiar en ellos.
Jimin siguió las largas zancadas de Haldir por el estrecho túnel. Las palabras del anciano resonaban delante. Por supuesto, Jimin había estado pensando en la oferta de Donghae de intercambiarlo por la seguridad de Ashford. Pero Haldir tenía razón. Donghae no se iría de aquí sin pelear y sin Jungkook. Jimin podía darle una de esas cosas, pero no la otra.
Nari había dicho once días. Hoy era ese día.
Jungkook no estaba aquí.
—Sus palabras... sobre intimar con dragones... —Las palabras se escaparon de la lengua de Jimin.
Haldir agitó una mano.
—Tonterías. Es bueno en eso. Clavar palabras como cuchillos y retorcerlas.
No eran tonterías, pero no era el momento de revelar que Donghae tenía razón. —¿Hablas como si hubieras tratado con él antes?
—Sí. Estaba allí cuando los humanos intentaron negociar. —Los hombros de Haldir se alzaron en una línea—. En efecto, todos sabemos cómo acabó aquello.
Al salir por la boca del túnel hacia el vestíbulo central de Ashford, Haldir dijo a los elfos que esperaban que sellaran el túnel tras ellos. Alice había compartido su pólvora negra, a la que habían dado buen uso sellando todos los túneles de entrada y salida de Ashford excepto un puñado. Los elfos que manejaban las ballestas tenían sus propias bolsas de pólvora para sellar los túneles cuando se retiraran. Jimin había observado cómo Alice repartía la frágil pólvora, sabiendo que aquellos elfos la usarían para sellarlos ellos mismos y seguirían luchando hasta que estuviera hecho.
Para cuando llegaron al atrio, la explosión retumbó en los cimientos de Ashford, sacudiendo el polvo de los niveles superiores y haciéndolo llover alrededor del árbol. El atrio era un punto débil. El techo de cristal no retendría a un dragón durante mucho tiempo. Nadie lo dijo, pero todos sabían que el techo era un punto débil, y por eso la población de Ashford se dirigía a la cámara subterránea profunda, dejando desiertos los niveles superiores.
El árbol tampoco duraría. Alumn, todo por lo que habían trabajado, salvado y esculpido durante años. Jimin no podía soportar la idea de que todo se destruyera ahora. Los libros que había leído cuando Misuk lo había traído aquí. Cosas tan preciosas. Imágenes también, del viejo mundo, de gente muerta hacía mucho tiempo en playas soleadas y enormes vehículos rojos con docenas de ventanas, tubos de metal que podían volar como dragones. Si se destruían esas imágenes, también desaparecerían los recuerdos. Aquí protegían algo más que la vida de los elfos, protegían el pasado para el futuro, si es que lo tenían.
La mano de Haldir se posó en el hombro de Jimin. —Haremos lo mejor que podamos. Es todo lo que podemos hacer.
Jimin asintió, sin confiar en su voz.
Haldir se alejó de él para reunir a los elfos que quedaban, y Jimin se dirigió al punto de encuentro, encontrando a Dong ya allí, de pie junto a una de las dos ballestas más pequeñas colocadas en la pasarela, inclinadas hacia abajo y cubiertas por mantas. Estas versiones más pequeñas se recargaban mucho más rápido. Serían inestimables para contener a los dragones.
—¿Lo has visto? —preguntó Dong. Se dio la vuelta y se frotó la nuca como si quisiera quitarse un dolor— ¿Taehyung?
Jimin le negó importancia al recuerdo: Taehyung junto a Donghae. Collar alrededor de su cuello. Marcas de dientes en su cuello. —Lo hice y no quieres saber el resto.
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Elfo y Dragón #3 Kookmin
RandomEl príncipe Jungkook Amatista sabe que toda esa paz no durará pero trata de tomar todo lo bueno de ello que pueda, entonces las cosas se derrumban de nuevo más rápido de lo que espero. El príncipe descubre lo que es ser un esmeralda y el poder de es...