14. Remordimiento

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Hongjoong contemplaba el paisaje desde el limite entre el pueblo y el bosque dejando que su mirada se perdiera en la extensión de árboles que se extendía ante él. El aire era fresco y tranquilo, una calma que contrastaba con el tumulto de emociones que habitaba en su interior.

De nuevo había escapado del Templo de las Alas Eternas, para terminar en el borde del pueblo.

Esa línea imaginaria que no debía cruzar.

Todos los adultos le dijeron que era peligroso ir solo, al principio cuando era solo un niño le temía, ahora tenía curiosidad.

De igual forma jamás se atrevió a entrar, había una especie de velo que cubría todo el bosque con espesa niebla, junto con los aullidos de animales carnívoros que supo, que, aunque no hubiera monstruos, sería imposible salir con vida con su nula experiencia con animales.

Pero ese día...

Ese día la niebla no se encontraba tan densa como siempre, es más, se veía a la perfección todo, como si hubiera lámparas iluminando el interior del bosque, aunque tal vez esto se debía al festival que se celebraba ese día. 

El festival de los Eclipses, donde el pueblo se divide en dos partes, una decorada con elementos luminosos y otra con símbolos de la oscuridad. Por un lado, se colocan faroles, velas y guirnaldas de colores brillantes, y por el otro, se utilizan telas oscuras, sombras y figuras oscuras, como el cuervo.

Es una celebración de mensajes también, donde se les da la oportunidad de escribir lo que quieren decir, peticiones o agradecimientos a las Deidades, estos se dejaran en el árbol que da inició al bosque para que su Deidad Media pueda llevárselos. 

Miro el árbol con sumo interés y fue lo que termino impulsando su curiosidad. 

Puso un pie y fue envuelto por un extraño sentimiento, una sensación de ahogo le lleno, pero continuo.

Se adentro al bosque por primera vez en toda su vida, con diecinueve años, enfrentó su miedo más antiguo.

Sin darse cuenta de que esto lo había sellado.

—Es hermoso —miró el lugar con asombro y una sonrisa se dibujo en su aburrido rostro.

Continuo vagando hasta que encontró un árbol, era grande y frondoso, sus raíces sobresalían como si fueran bancas. Así que terminó sentándose.

Estaba quedándose dormido, bajo la sombra y el cálido ambiente cuando escucho que una rama se rompía. Se levantó de golpe y observó su alrededor.

Silencio.

No había nadie, dejó escapar un suspiro de alivio, pero cuando estaba a punto de sentarse vio una figura entre los árboles.

—¡Hey! ¿Quién anda ahí? —exclamó Hongjoong, sin poder evitar el tono brusco en su voz.

La figura se detuvo y giró hacia él. Era una chica joven, de cabello oscuro que ondeaba como la seda alrededor de su rostro. Sus ojos centelleaban con vitalidad y curiosidad, contrastando con el entorno sombrío al que estaba acostumbrado.

—¡Hola! —respondió ella con un destello de alegría en su mirada, Hongjoong guardo silencio unos segundos.

Apuntó de darse media vuelta e irse, para olvidar esto, ella volvió a hablar

Death Or FaithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora