28. Al Caer La Noche

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El día parecía ser más largo que otro. 

Jongho le regalo la sonrisa más dulce que había visto en su vida mientras jugaba con su familia. Los cuervos revoloteaban a su alrededor, graznando y regalándole semillas.

Era la luz que hacía falta en su vida...

Si tan solo pudiera...

Lo ve con una sonrisa sin darse cuenta de las emociones desbordantes que se reflejan en sus ojos.

—¿Te entristece ser la Deidad que todos temen? —preguntó el humano, mientras veía a las aves disfrutar de su comida.

—No puedo sentir tristeza —contestó Mingi después de unos segundos de conmoción.

—Por supuesto que puedes, se ve en tus ojos... —los cuervos se detuvieron y Jongho sintió que había dicho algo y se asustó— me refiero... Uh... Hace rato, cuando me mostrabas como funcionaba tu trabajo, te veías un poco conmocionado —explicó el humano mientras se sentaba en uno de los troncos que adornaban la vieja cabaña.

—Para los humanos suele ser triste...

—Pero no hablo de ellos o de mi, hablo de ti —miró a Mingi y con un pequeño gesto hizo que este caminara hasta donde él estaba descansando— Supongo que duele ver la muerte de muchas personas y que, además de eso, te aíslen como si fueras todo lo malo. Me parece injusto y doloroso —admitió.

Mingi sintió una oleada de calor recorrer su cuerpo, llenándolo de una sensación desconocida pero agradable. Miró a los ojos de Jongho, y vio en ellos todo lo que había anhelado en su solitaria existencia.

Vio la luz que hacía falta en su vida.

Pero sabía que era imposible tomarla.

—Supongo que nunca lo había pensado —murmuró viendo el cielo comenzar a oscurecerse, anunciando el fin del día que compartiría con Jongho— ese es mi deber como Deidad.

Jongho se acercó a Mingi y le tomó la mano, sin importarle el frío que emanaba de su piel. Lo atrajo hacia él y lo abrazó con fuerza, sintiendo el latido de su corazón.

Mingi se sorprendió ante este acto.

Los cuervos se quedaron quietos, observando lo que ocurría entre su Deidad y el humano, esto parecía un poco serio, así que el mayor de los cuervos,

Jongho no sabía porque estaba actuando de esa forma, se sentía en esa nube extraña desde aquella noche con el dragón, sentía la necesidad de aferrarse al calor que le daba la Deidad.

Pero Mingi no era Yunho.

—Será mejor ir adentro, hace mucho frio y le prometimos a Yunho que regresarías por la mañana, no quiero que se enoje contigo —suspiro alejándose del abrazo, sin poder corresponderlo.

Jongho asintió levantándose para caminar hasta el interior de la cabaña, después de todo el día se había dado cuenta de varias cosas, una de ellas es que Mingi tampoco era tan dulce como lo era con él.

Ahora que tenía la cámara en sus manos, necesitaba tiempo para poder revisar los videos y fotos, esperando que con la caída no se hubiera roto y dañado los archivos.

—Voy a preparar la cena, puedes ir a bañarte o si quieres puedes ir a explorar —anunció Mingi con una sonrisa mientras movía sus manos para que los cuervos entraran a su hogar— Ravn, vigílalo —le susurro al mayor de su familia.

Ravn grazno de acuerdo antes de moverse hasta donde se encontraba Jongho.

—Iré a tomar un baño, no puedo recordar la ultima vez que pude tocar el jabón —bromeo el humano mientras subía las escaleras.

Death Or FaithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora