24. Benevolencia

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—¡Fue tu culpa! —rugió Hongjoong, lanzándose sobre Wooyoung con los puños cerrados. El golpe lo hizo tambalearse hacia atrás, pero no lo detuvo. Con un gruñido, devolvió el golpe, acertando en la mandíbula de Hongjoong.

—No es mi culpa, yo... Yo traté de evitarlo —balbuceó Wooyoung, sintiendo el sabor de la sangre en su boca. Las lágrimas le nublaban la vista, sus palabras salían entrecortadas, cargadas de frustración— Dijo que solo iría a dar una vuelta por la cabaña y volvería.

—¿Volvió? —escupió Hongjoong, agarrando a Wooyoung por el cuello y arrastrándolo hasta el sillón. Lo tiró con fuerza, haciendo que se golpeara la cabeza contra el respaldo. El dolor le aturdió los sentidos, pero no lo dejó inconsciente— Jongho sigue desaparecido desde hace dos meses —le recordó, con una voz quebrada por la angustia.

El tiempo es un peso insoportable que lo oprime.

—No es su culpa —intervino Yeosang, saliendo de su escondite detrás de la mesa. Había estado observando la pelea con horror, sin atreverse a intervenir. Pero ya no podía soportarlo más. Tenía que detenerlos, antes de que se hicieran más daño— Chicos... Volvamos a buscar, seguro que...

—¡Cállate! —le gritaron los dos al unísono, ignorando su súplica. Estaban abrumados y heridos. No querían escuchar razones, solo querían desahogarse.

—Te lo encargué mientras yo resolvía unas cosas con el alcalde. Solo fueron unos días —se quejó Hongjoong, levantándose del sillón y acercándose a Wooyoung, que se había puesto de pie tambaleándose

—¿Qué esperabas que hiciera? Jongho es un adulto, no puedo controlarlo —replicó Wooyoung, apartando el pelo de su frente sudorosa.

—Pues deberías haberlo hecho —insistió Hongjoong, empujando a Wooyoung contra la pared. Lo aprisionó con su cuerpo, impidiéndole escapar— Perdí a Jonghee y ahora... Ahora Jongho también se ha esfumado.

Wooyoung sintió un nudo en la garganta. Sabía que Hongjoong lo culpaba por la desaparición de Jongho, pero también sabía que se culpaba a sí mismo por la muerte de Jonghee. Era una carga demasiado pesada para él, y Wooyoung lo comprendía. Pero eso no le daba derecho a tratarlo así.

—No es justo descargar toda tu rabia en mí ¿Crees que no me duele también? —protestó Wooyoung, clavando sus uñas en los brazos de Hongjoong. Intentó zafarse de su agarre, pero era inútil. Hongjoong era más fuerte que él— Dejé ir a Jongho porque me dijo que necesitaba un respiro. No esperaba que algo así sucediera.

Hongjoong lo miró con una mezcla de furia y dolor. Sus ojos estaban rojos e hinchados, como si hubiera llorado durante horas. Wooyoung se sintió culpable, pero también resentido. Él también había sufrido, él también había perdido a un amigo. ¿Por qué Hongjoong no podía verlo?

—¡No puedes entender lo que siento! —exclamó Hongjoong, soltando a Wooyoung y dándole un puñetazo en el estómago. Wooyoung se dobló por el dolor, jadeando por el aire. Hongjoong aprovechó para darle otro golpe en la cara, haciéndolo caer al suelo.

Yeosang, que había estado mirando la escena con impotencia, decidió que ya era suficiente. No podía dejar que sus amigos se destrozaran entre ellos. Tenía que hacer algo, aunque fuera arriesgado. Así que, armándose de valor, se interpuso entre los dos combatientes, tratando de separarlos.

—¡Basta! —gritó Yeosang, poniendo sus manos en el pecho de Hongjoong y empujándolo hacia atrás. Hongjoong se resistió, tratando de alcanzar a Wooyoung, que se había levantado y se preparaba para contraatacar. Yeosang se colocó entre los dos, extendiendo los brazos para bloquearlos— ¡Basta, por favor! —repitió, con lágrimas en los ojos— No se hagan más daño. No es lo que Jongho querría.

Death Or FaithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora