26. Terror

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Apenas entreabrió los ojos, se encontró con la visión de Yunho limpiando sus heridas con un paño ensangrentado.

Algo en el lugar parecía extraño, como si las sombras danzaran en las esquinas. Cerró los ojos de forma instintiva, tratando de ignorar la inquietante sensación que le recorría la piel.

Cuando los volvió a abrir, se sumió en la oscuridad total, solo roto por un destello fugaz que revelaba siluetas difusas. El corazón le martilleaba en el pecho mientras intentaba discernir las formas que se movían en la penumbra, pero la oscuridad devoraba todo a su paso.

Se hundió en la oscuridad. 

Por tercera vez, sus párpados se elevaron y se encontró presenciando una pelea entre dos figuras indistintas. La lucha silenciosa se desenvolvía en la única fuente de luz, y Jongho, impotente, se sentía atrapado en medio de un torbellino.

La debilidad lo envolvía y, de nuevo, todo se sumió en un abismo sin luz. En la cuarta vez que abrió los ojos...

Una luna cuarto menguante se pintó de un siniestro rojo, iluminando un paisaje distorsionado que se extendía a su alrededor.

—¿Eres un dragón? —preguntó mientras tocaba el hocico en donde había estado.

—Soy una Deidad —resopló la criatura, dejando escapar humo de su nariz.

—No entiendo... —Jongho sostuvo su cabeza, agobiado con un dolor punzante que amenazaba con hacerlo llorar. 

Sentía que en cualquier momento explotaría.

—Pero no tienes que pensar mucho, solo déjate llevar —una cola serpenteante se enroscó alrededor de su forma vulnerable. 

Apretándolo contra su pecho escamoso. 

—¿Mingi? —balbuceo Jongho.

—Deja de preguntar por él —rugió la Deidad, mostrando sus colmillos

Jongho se estremeció un poco asustado de volver a molestar a Yunho, no quiere que este vuelva a ser violento, no quiere ver esos ojos convertirse en rojos, así que acaricia la piel del dragón para mantenerlo tranquilo. 

—Si te portas bien, tal vez deje que Mingi te visite —su voz salió suave a pesar del tamaño tan imponente que poseía.

Jongho asintió un poco temeroso al no terminar de asimilar lo que estaba pasando, sus ojos se posaron en la unica fuente de luz... La unica salida de aquel lugar...

—¿Cuánto tiempo ha pasado? —sintió que la fuerza de la cola del dragón perdía fuerza así que se alejo un poco solo para ver los ojos amables de la persona en la que comenzó a enamorarse.

—Han pasado unas semanas desde que te desmayaste, pero no te preocupes por eso.

—¿Puedes volver a ser un humano?

—Sí, puedo volver a ser un humano, pero no quiero —respondió Yunho, mirando a Jongho con una mezcla de ternura y posesividad.

Era tétrico como esos ojos eran tan humanos en ese momento, eran esos ojos tan amables y dulces, aunque el hecho de ser un dragón quien poseía esos ojos hacía que hubiera una chispa oscura. 

Algo que Jongho seguía sin poder descifrar. 

—¿Por qué no? —preguntó Jongho, sintiendo una punzada de miedo y curiosidad.

—Porque así puedo protegerte mejor, nadie se atreverá a hacerte daño y porque así puedo sentirte más cerca de mí —explicó Yunho, acercando su hocico al cuello de Jongho, donde dejó una marca de su aliento.

Death Or FaithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora