30. Templo de las Alas Eternas

26 4 1
                                    

El resplandor de la linterna de Wooyoung reveló a Jongho, una figura moribunda y desgarrada, y una oleada de horror se apoderó de ellos.

—¡Jongho! —Wooyoung observó sin poder creerlo. 

Su amigo estaba vivo.  

Jongho yacía en el suelo, su cuerpo empapado de sangre y plagado de heridas infectadas. Su ropa estaba rasgada y manchada, y sus ojos, una vez llenos de vida, ahora estaban vidriosos y vacíos.

Estaba vivo...

¿O no?

Su piel tenía el color y la temperatura de un cadáver. Su respiración era débil y entrecortada, como si cada aliento fuera el último. Wooyoung no sabía si Jongho podía oírlo o reconocerlo, pero no podía dejarlo morir solo.

—Oh, Dios mío, deja te ayudo —Wooyoung se acercó al menor con bastante miedo de que algo malo pudiera pasar— ¡Yeosang! ¡Yeosang! Corre al pueblo y ve por Hongjoong —le grito a su amigo y este apareció dándose cuenta de lo que estaba viendo.

—¡Dios, Jongho, qué te hicieron! —exclamó Yeosang, corriendo hacia ellos con angustia en sus ojos.

—Lo acabo de encontrar —murmuró Wooyoung, luchando por contener las lágrimas mientras intentaba ayudar a Jongho a ponerse de pie.

Yeosang, con urgencia en sus movimientos, corrió hacia el pueblo en busca de Hongjoong, a pesar de que hace poco había aparecido. Mientras tanto, Wooyoung, con manos temblorosas, intentaba evaluar las heridas de Jongho.

—Jongho, ¿puedes escucharme? ¿Estás consciente? —preguntó Wooyoung, buscando algún signo de respuesta en los ojos del joven.

Jongho abrió los ojos débilmente, su mirada perdida en el espacio, como si estuviera atrapado en alguna pesadilla interminable.

—Wooyoung... Yunho, Mingi... me tomaron, me usaron como su juguete —murmuró Jongho con voz apagada, su relato lleno de desesperación.

Wooyoung apretó los dientes con furia al escuchar el nombre de las Deidades responsables de la tragedia de su amigo. Mientras intentaba ayudar a Jongho a levantarse, notó las marcas y cicatrices que cubrían su cuerpo maltratado.

Todo estaba tan mal. 

—San, crees poder ayudarme —Wooyoung hablo al aire, esperando que la Deidad respondiera a su llamado, no podía cargar a Jongho solo... 

Para su suerte parecía ser que San se encontraba de buen humor, pues llegó bastante rápido,

—Por favor, ayudame a llevar a Jongho —acomodaron con cuidado a Jongho, procurando no aumentar su sufrimiento. 

—¿Qué haces aquí? —le preguntó San mientras comenzaba a caminar, sujetando con cuidado el costado del humano— te dije que no vinieras al bosque, en estos momentos es peligroso —gruño. 

—Cuando Hongjoong apareció antier... Se veía extraño y como apareció en la biblioteca como si nunca hubiera desaparecido, pensé que había una posibilidad de encontrar a Jongho —admitió tratando de apuntar con su linterna de forma correcta para no tener ningún accidente. 

San agito su mano y una criatura enorme apareció, era un lobo mucho más grande, Wooyoung lo reconoció como la bestia que lo había herido hace tiempo, pero ahora parecía ser más amigable. 

—Deja a Jongho en su espalda —ordenó— será más fácil para nosotros y las heridas no se moverán, a diferencia de si caminamos tratando de cargarlo —lo movió con cuidado sin entender que hacía Jongho ahí. 

Pensó que Yunho jamás lo dejaría ir. 

O Mingi. 

Se supone que por eso habían peleado tanto... 

Death Or FaithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora