Death Or Faith

3. Cabaña De La Bruja

Jongho ve por primera vez la estación que será su punto de partida, Velo Silente es un nombre que le causa un poco de curiosidad, no sabía que existía algo así.

Le sonríe a los trabajadores a pesar de su cansancio y al preguntar sobre Crestdale ve como esas sonrisas se convierten en muecas, quiere preguntar, pero se abstiene.

—El único que taxi que te llevara al lugar está por ahí –le dice una chica y el asiente con gratitud.

—Así que ¿Qué te trae al viejo pueblo? —pregunta el conductor.

—Vacaciones... —contesta sin estar muy seguro, el conductor lo ve por el espejo retrovisor y siente que no le cree.

—Todavía puedes dar marcha atrás, una vez que salgamos de Velo Silente no podrás cambiar de decisión.

La advertencia suena demasiado fría y Jongho graba esta conversación sin que el otro se dé cuenta, tiene que tener un registro de todo y agradece el equipo pequeño que tiene.

—No creo que sea tan malo, vi unas imágenes en google y me pareció adecuado para descansar...

—Los jóvenes de hoy en día...

Jongho recarga su cabeza y ve la neblina a través de la ventana, cierra los ojos sin darse cuenta del gato negro que lo sigue entre los árboles.

Al llegar al pueblo está amaneciendo y Jongho mira el lugar en todo su esplendor, es hermoso, parece un cuento de hadas.

Las casas de Crestdale son de estilo tradicional, con fachadas de piedra desgastada por el paso de los años y techos de tejas que han perdido su brillo original. Las ventanas, muchas de ellas adornadas con cortinas en tonos oscuros, apenas dejan entrever la vida que se oculta tras ellas. Algunas de las viviendas están cubiertas de enredaderas y plantas trepadoras, como si la naturaleza misma tratara de reclamar su territorio.

Jongho ve todo esto con el amanecer creando un brillo único, revelando un poco de lo que oculta la neblina causada por los árboles alrededor.

—Ten cuidado —le advierte una última vez el taxista.

—No se preocupe, estaré bien —dice sim prestar mucha atención.

Pero no puede apartar su vista del pueblo, puede ver la antigüedad en cada detalle y se maravilla con la fina arquitectura que tiene, está seguro de que cada piedra tiene una historia oculta. Su primer instinto es sacar su cámara y tomar algunas fotos del bello lugar.

Siempre pensó que este tipo de lugares habían dejado de existir hace mucho, pero ahora ve que hay un lugar que se detuvo en el tiempo.

Después de pagar decide entrar a Crestdale y en cuanto cruza el límite siente un escalofrío, se siente observado, pero las calles continúan vacías a esas horas, pero están pronto a llenarse de gente.

Continúa caminando, entre calles, estrechas y sinuosas que serpentean entre las casas y están pavimentadas con adoquines irregulares que cuentan historias de siglos pasados. Farolas antiguas iluminan el camino, y está seguro que en la noche su brillo no sería suficiente.

Vaga sin saber muy bien cuál es el siguiente paso de su plan, por lo que sin darse cuenta llega a la plaza.

La cual es rodeada por edificios antiguos que albergan tiendas y establecimientos locales. Allí se encuentran una panadería con el aroma tentador de pan recién horneado, una librería con estanterías repletas de libros polvorientos y una pequeña tienda de antigüedades que todavía no abre.

Decide tomar fotografías.

Está tan absorto en esto que no se da cuenta de que la gente comienza a verlo, hasta que escucha el carraspeo de alguien, baja la cámara y se encuentra con que ya es medio día y la gente no parece contenta.