Capítulo 4: Las bromas del destino

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Minjeong

Buenos días en la mañana, los pájaros cantan, las nubes se levantan. Hoy vería a Karina, y no solo eso, iba a ver su rostro también. Solo por eso me apetecía ir a clases, aunque las clases de hoy fueran una tortura.

Preparé mis cuadernos de dibujo, un par de libros de dibujo técnico y mis libretos. Me vestí con ropa casual, un croptop blanco, mi cazadora negra y el pelo recogido con mechones sueltos. Con ello los pitillos negros.

A veces agradecía no vivir en el campus y poder seguir en mi casa. Es lo que más agradezco que hayan hecho mis padres con su dinero, dejarme su casa mientras se pasan la vida viajando, porque por lo demás siempre intento buscarme yo la vida y no depender de ellos.

Salí de casa y fui directa a mi facultad de dibujo y diseño. Por el camino me alcanzó Ningning, quien me dio un golpe en el brazo.

—¿Nerviosa?

—Emocionada.

—Venga, hoy es el día. A ver si terminas con novia de una vez y nos vamos de cena de parejitas, sería un sueño.

—Y tanto que es un sueño —reí—. Anda, nos vemos después —respondí para cambiar de dirección.

Ningning se despidió y seguí caminando hasta llegar al centro. Miré el reloj y vi que iba justa, estaba a dos minutos de llegar tarde. Maldita sea. Aceleré el paso por los pasillos y subí la gran escalera principal, notaba como empezaba a faltarme el aliento.

Entonces al girar en la ultima calle me topé con una chica y le tiré las cosas sin querer. Eso me hizo tener un deja vu de ese día en la fiesta con Karina.

—¿Es que eres idiota? Me has tirado todo —dijo ella enfadada.

Definitivamente no fue como con Karina.

—Lo siento, no pretendía hacerlo como comprenderás. Déjame que te ayude.

Ella me apartó agarrando todo y al ponerse en pie mi mirada se cruzó con la suya. Esa chica era muy guapa, demasiado diría yo. Cara de porcelana, mirada cautivante, incluso se me hacía familiar... Me estaba llamando la atención hasta que habló.

—No es necesario que me ayudes, ya has hecho bastante.

—Oye, no seas tan borde. Eres tú la que me esta haciendo llegar tarde a mi clase.

Ella rió sarcásticamente.

—Yo no te estoy reteniendo aquí a punta de pistola, ¿o sí?

Negué con la cabeza. ¿De que circo había salido?

—Estas un poco amargada.

—Y tu eres una imbécil —dijo cerca de mí.

Agarró sus cosas y se marchó por el pasillo contrario.

—¿Qué le pasa a esta estúpida? —dije en voz alta.

Dije que nadie me arruinaría el dia y así sería asi que volví a mi clase y me disculpé por entrar con retraso. Aquella chica me había sacado de mis casillas. Esa imbécil... Seguro que es una niña de papá.

Me senté en mi pupitre y saqué mi libreto de dibujo.

—Hoy practicaremos la perspectiva así que tenéis que retratar el jarrón que os he colocado al frente.

Agarré el carboncillo y empecé a trazar líneas guía y formas. Mientras me concentraba escuché a compañeros musitar y cuchichear. Intenté no prestar atención pero fue inevitable.

—¿Habéis visto que Katarina Bluu es nueva estudiante de la uni?

—¡¿Qué dices?! —dijo otro de ellos.

The Only Exception | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora