Epílogo

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—No llego, y como no esté ahí a tiempo me voy a matar —dijo Karina bastante seria.

La morena iba sentada en la parte del copiloto, Giselle conducía.

—¿Puedes dejar de meterme prisa? Fuiste tu la que querías ir a la dichosa floristería primero.

—¡¿Porque quería comprarle flores?!

—Ya pero un Viernes a las 6 de la tarde en pleno centro de la ciudad... Pues como que no. Existe el tráfico, Karina.

Karina resopló y puso cara triste mezclada con desesperación.

—Va a empezar la exposición en diez minutos, se pensará que no me importa...

—Pero vamos a ver, mándale un mensaje y explícale lo del tráfico. Lo va a entender.

—Es que... Tampoco le dije que iba a ir...

Giselle giró la vista a su amiga y puso cara de no estar entendiendo nada.

—¿Qué?

—O sea, ella cree que estoy volando a Los Angeles para una conferencia con mi padre, que en cierto modo era verdad pero se ha retrasado el vuelo, pero le dije que me encantaría estar con ella... Así que era un poco... como una sorpresa.

—Bueno, ¡¿entonces que prisa tienes?! Si no sabe que vas.

—¡Pero quiero llegar a tiempo!

—Mira, mejor no digas nada más y déjame conducir.

Karina no podía perderse la primera exposición de su novia por nada del mundo. Llamaron a Minjeong después de que un ojeador viera talento en su arte y le propuso crear una exposición mostrando sus nuevos cuadros. Cuando se hizo el anuncio, tan solo al enseñar un par de los cuadros ya hechos la gente prestó atención de inmediato. Karina se sentía tan orgullosa de ella que se pasó una semana entera recordándoselo.

Al mismo tiempo que Minjeong finalizaba la carrera de dibujo artístico, la morena terminó la suya de diseño de moda con notas impecables. Ambas se graduaron casi al mismo tiempo y desde ese momento su vida empezó a volverse más ajetreada de lo que era.

Karina se metió de lleno en el mundo de la moda, al mismo tiempo que seguía lanzando pequeños singles o canciones para sus fans. Su padre y ella se volvieron mucho mas unidos, tal vez fue a raíz del trabajo, o simplemente comenzó en el momento que William empezó a pasar mas tiempo en casa. Ese fin de semana su padre le propuso acompañarle a una conferencia sin saber que ese vuelo sería el mismo día de la exposición de Minjeong. Tras rezos y esperanzas, el vuelo se retrasó en esa misma tarde.

Karina no dudó ni un segundo en llamar a Giselle para pedirle que la recogiera, no sin antes comprarle a su novia el mejor ramo de flores de la ciudad.

Quedaban dos minutos para que la exposición empezara, entonces Giselle frenó el coche.

—Corre, es ahí, en la puerta azul.

—Gracias, muchas gracias.

—Si si, pero luego me gritas —rodó los ojos.

—¡Porque me estreso!

Karina fue directa al edificio y al entrar vio la gente que había en la sala de espera, por llamarla de alguna manera. Había camareros con canapés o copas de vino, entonces Karina vio a su novia de espaldas mientras conversaba con uno de los dueños del local y la sonrisa creció en ella.

Se acercó a ella por la espalda.

—Perdón por interrumpir, esto es muy bonito —comentó como si nada.

The Only Exception | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora