Capítulo 20: ¿La decisión correcta?

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Minjeong

Mi teléfono empezó a sonar y respondí al ver su nombre en la pantalla.

—Hola guapa —escuché tras la línea. Sonreí.

—Hola Rina. ¿Qué tal?

—Aburrida sin ti.

—Prometo que cuando termine de estudiar hacemos algo, ¿vale?

—Esta noche.

—¿Quieres que nos veamos hoy?

—Si insistes...

Reí de la rapidez con la que respondió.

—Sé de alguien que se muere de ganas de verme.

—¿Tú? —bromeó.

—También. Pero hay otra personita... Es rubia, bastante guapa, que besa increible.

—No me suena.

—Una pena... —reí—. Y sí, esta noche nos vemos para cenar. Me muero de ganas de verte.

—Y yo... Voy a ducharme, luego hablamos, ¿vale?

—Claro. Hasta luego Karina —sonreí.

—Hasta luego bebé.

La linea se cortó y me quedé con el teléfono plantado en la oreja. ¿Me había llamado bebé? Un color rojo empezó a subir por todo mi rostro. Maldita sea, Yu Karina.

A los minutos entré a la biblioteca para estudiar, necesitaba empezar a ponerme para los exámenes o no aprobaría jamás. Mi tarde fue así de entretenida; yo estudiando y poco más.

Terminé a las horas y fui camino a mi coche. La única serotonina que tenía era recordar que iba a ver a Karina en un par de horas en medio de todo este estudio sin cesar.

Alguien se paró frente a mí haciéndome frenar, cuando la vi rodé los ojos.

—¿Qué quieres, Yeji? —dije intentando esquivarla.

Se puso delante de mí cortándome el paso. No estaba de humor para esto.

—¿No vas a saludar?

¿En serio me viene así después de cruzarme la cara? Esta chica era rarísima.

—Yeji... De verdad, simplemente dime que quieres y terminemos con esto.

—Me duele lo que me dices... —negó—. Aunque bueno, más me dolió ver esto.

Yeji sacó su teléfono y me enseñó una foto que tenía en el. En ese momento quise vomitar de la sensación que sentí en mi interior. Éramos Karina y yo besándonos en el parking. Me acerqué a quitarle el móvil pero se apartó sonriendo.

—Uepaaaa, ¿qué haces?

—Borra eso ahora mismo.

—Ya... Pues fíjate que no va a pasar.

Me acerqué a ella llena de rabia para encararla, pero a ella pareció no importarle ni lo mas mínimo.

—No lo intentes, tengo más copias guardadas. Es inútil que te enfades —sonrió.

Me di la vuelta sintiendo la rabia en mi interior. Esa foto no podía salir a la luz, no por mí sino por ella. La primera afectada de todo esto sería Karina y no podía hacerle esto. No se lo merecía.

—¿Por qué haces esto?

Ella sonrió y suspiró.

—¿Y por qué no?

The Only Exception | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora