The Only Exception | winrina

Prologo

Katarina Bluu / Yu Karina.

—Te he dicho mil veces que no voy a llevar ese vestido —dije malhumorada.

Irene, mi manager, rodó los ojos pesadamente por tercera vez. Ni de broma iba a ponerme ese vestido de lentejuelas, aparte de ser feo para la vista iba a ser demasiado incómodo para la larga y pesada noche.

—Katarina, Karina, cariño... —dijo ella tranquilizándose—. Si fuera por mi saldrías en shorts y camisa. Pero entiende que es un evento de Dior, la línea que te está patrocinando. Debes llevar su vestido.

—¿Tiene que ser ese dichoso vestido? ¡Será que Dior no tiene más ropa!

Mi padre entró por la puerta apresurado, llevaba uno de sus trajes elegantes y el pelo repeinado hacía atrás. Se notaba que su traje era de Dior, pero seguro que el suyo era mucho mas cómodo que esto.

—¿Todavía estás así? —preguntó confuso, le dio una mirada a Irene.

—No quiere llevar el vestido —suspiró.

Mi padre me miró.

—¿Otra vez, Karina? No me hagas enfadarme.

—Pero papá, estas costuras son horribles, seguro que me tiro toda la noche incómoda. Además de que... —rodé los ojos—, no es su mejor pieza, eso seguro.

—No importa Karina, ellos quieren que lleves ese vestido exclusivamente.

—No me extraña, sino quién lo va a comprar... —dije por lo bajo.

—¿Dijiste algo? —preguntó al no haberme escuchado.

—Que sí, que me lo pongo —resoplé—, pero con una condición.

—Sin condiciones Karina.

Me crucé de brazos y le miré con una ceja alzada. ¿De verdad no me veía capaz de desaparecer del evento? Porque lo haría.

—¿Qué condiciones?

Gracias.

—Tras el evento me dejarás volver a casa. He quedado con Giselle y no quiero cenar allí.

—¿En serio, Karina? ¿No puedes ser profesional?

—Papá, llevo siéndolo desde que nací. Hago todo a pedir de boca, no me meto en lios, no bebo, no fumo, y para colmo tengo una fama enorme sobre mi espalda que solo nos produce ingresos. Vivimos bien, papá. Solo te estoy pidiendo salir con mi amiga, ¿es mucho pedir?

El me miraba serio al principio, pero esbozó una sonrisa y rodó los ojos.

—Esta bien, pero nada de periodistas.

—Prometido.

***

Kim Minjeong

Di el último retoque al dibujo y sonreí. No quedó tan mal. Quizá no era lo que buscaba el profesor artístico, pero era diferente... Eso también sumaba, o eso esperaba.

—(...) And the seventh thing I hate the most that you do... You make me love you!

Alcé una ceja al escuchar a Ningning cantar. Sonreí, qué mona.

—¿Qué? No me digas que tampoco te gusta Miley.

—Yo no dije nada en ningún momento —respondí ofendida.

—Pero tu cara...

—Mi cara es una ameba a cualquier momento del día, Ning —ella rió.

—Más te vale, a Miley se la respeta, para algo es la mejor de nuestra generación.

—Ningning... El famoseo no es lo que parece. Nunca sabrás como es ella de verdad.

—¿Y? Yo mientras haga música buena me vale.

Me encogí de hombros. Buen punto.

—¿Al final qué vas a hacer? —dijo ella.

Ningning estaba cruzada de piernas sobre mi cama mientras comía patatas fritas.

—Ningning... No comas en la cama, la vas a llenar de migas.

—¿Pero cómo te piensas que como? Lo estoy haciendo con cuidado.

—Igual, sabes que odio las migas en la sábana... Y baja los zapatos de la cama.

Ningning rodó los ojos haciéndole caso.

—Cada vez me apetece menos venir a visitar tu humilde morada.

—Yo también te quiero.

—Vale ahora responde a mi pregunta inicial —esbocé una sonrisa—. ¿Qué harás? ¿Vienes conmigo?

Cerré el cuaderno de dibujo y me quedé mirándola unos instantes mientras pensaba. Hoy era sábado, era día de fiesta aunque no me apeteciera.

—No me apetece volver a esa fraternidad, olía demasiado raro...

—No es allí idiota, el campus ha organizado una fiesta de máscaras para gente de todas las carreras. Es más grande, más gente, más controlado. Todo el mundo que conozco irá.

Suspiré. Tal vez no me venía mal un poco de desconexión.

—Esta bien, iré.

—¡Vamos!

—Pero a la mínima cosa que no me guste me vuelvo a casa, eh.

—Que siiii Minjeongie.

Pues nada, otra vez a arreglarse.