Capítulo 11.

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La nieve sigue cayendo sin cesar, Lisa tenía razón después de todo, este va a ser el invierno más largo desde hace más de una década. Pero ahora ya no me parece hermoso, duele, el frio me lastima.

Regresar a la ciudad no fue tan difícil, después de una caminata de una noche entera avanzando entre los arboles alrededor de la carretera, regresé a mi ciudad, ese lugar maldito que no podía abandonar jamás.

Pero ahora estaba en el área de los ricos, intentaba moverme lo menos posible para no ser golpeado por los dueños de los negocios que odian a las personas sin hogar, pero la vida era difícil en invierno, cuando las calles están tan vacías y hace frio sin cesar.

Olvide como vivir de esta forma, menos de dos meses al lado de Theo fueron suficientes para borrar mi mente del infierno en el que viví toda mi vida, así que regresar a dormir en las calles y en callejones era incomodo, y daba miedo. Aun así ya no duermo mucho, siempre que cierro los ojos al sentirme exhausto, solo puedo pensar en él, en su aroma y sus brazos cálidos rodeándome, su risa y la forma en la que acariciaba mi abdomen, como me decía que me amaba y como yo nunca pude responderle...

Entonces me despertaba casi de inmediato, llorando desesperado y buscándolo junto a mí en medio de la nieve, pero Theo no está aquí, y eso me está matando.

Ha pasado casi una semana desde que deje la mansión de Theo, y hoy tengo que buscar algo de comer. Los síntomas del embarazo siguen su curso a pesar de que regresé a las calles, así que vomito todos los alimentos que tocan mis labios, pero ahora ya no tengo a Theo que me abraza y me trae otra comida deliciosa después de vomitar, estoy solo en medio de los callejones obscuros de la ciudad.

Pero hoy tengo que comer, he perdido casi todo el poco peso que pude ganar en la mansión de mi alfa, y siento las feromonas de mi cachorro cada vez más débiles, se está muriendo...

Como dijo Lisa, ella puso una generosa cantidad de billetes en uno de los bolsillos de mi abrigo, aunque no los use hasta ahora y solo comí cosas de la basura. No sé si es correcto usar el dinero de Theo, de cierta forma se siente como si lo hubiera robado, y por eso no lo usé hasta ahora.

Pero son medidas desesperadas, tengo tanto miedo de que mi bebé muera, que me veo obligado a usar ese dinero para comprar algo de comer. Es por eso que al amanecer de forma silenciosa me traslado al barrio pobre de la ciudad, sé que nadie me vendería nada en los barrios ricos por mi aspecto, pero aquí es común que vendan comida incluso por monedas.

Busco algo barato de comer, no quiero gastar dinero que no me pertenece, así que me fijo en una pequeña y vieja tienda de pies que está abierta a pesar de ser temprano por la mañana, que parece ser el lugar perfecto para conseguir algo pequeño y barato pero nutriente para mi cachorro.

—Así que estas embarazado, vaya —me dijo la amable dueña de la tienda al verme entrar en el sitio.

—Sí, de un par de semanas —respondo en un susurro.

—Debes alimentarte bien, eso es importante para los cachorros.

La tienda está vacía, y mientras habla conmigo, la dueña de la tienda va preparando el pie que comeré, con una gran sonrisa en su rostro y siendo amable. Eso me hace sonreír también, no es normal encontrar personas amables hoy en día, especialmente cuando yo tengo este aspecto, así que no puedo dejar de sonreír, sintiéndome halagado por estas personas.

—Vaya, un nuevo cliente —dice la voz de un hombre detrás de mí.

Me asusto por un momento, pero luego veo que es un tipo cargando un saco de harina, que va a dejar detrás del mostrador con la dueña de la tienda.

—Sí, es un omega embarazado —dice la dueña hablándole al hombre.

—Vaya, entonces tenemos que ser amables con nuestro nuevo cliente...

Mi tesoro de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora