Capítulo 13.

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Yo aprendí lo que a un alfa le gustaba de un omega cuando tenía 10 años. Mis padres habían muerto hace relativamente poco tiempo, y aunque pasamos un tiempo en la calle, nuevamente tuvimos un techo sobre nuestras cabezas cuando un "amable" hombre beta le ofreció un trabajo a mi hermano mayor.

Era inocente entonces, no sabía de qué trataba ese trabajo que hacia mi hermano, solo sabía que había muchos omegas en la casa en la que vivíamos, y que Micha siempre me metía en un pequeño armario cuando tenía que trabajar. Nunca vi a un alfa, podía olerlos, pero durante esos dos años nunca supe lo que tenía que hacer mi hermano para mantener ese techo sobre nuestras cabezas.

Y el costo que tenía para su cuerpo.

Nada es gratis en la vida, y aunque yo creía que al amable dueño de la casa me permitía vivir ahí sin pagar por que era un niño, en realidad era Micha quien pagaba mi deuda y su estadía. Micha tomaba los peores trabajos, esos que ningún otro omega quería tomar, tipos violentos, alfas sucios y desagradables, Micha los tomaba por que la paga era mayor, y gracias a esas ganancias para su jefe pagaba su estadía en la casa y también la mía.

Y aunque mi hermano era destrozado todos los días en ese trabajo, cuando llegaba el amanecer, él solo sonreía y venia por mí al pequeño armario donde me pedía esconderme, me preparaba algo de comer, y luego los dos dormíamos juntos en una pequeña habitación que el jefe nos había cedido. Nunca noté nada, porque no quise notarlo.

Hasta que pasó algo terrible.

Una noche como tantas yo estaba escondido en ese armario, creo que fue ahí cuando comencé a dibujar, no tenía otra cosa para pasar el rato, así que dibujaba con un plumón en las paredes del armario, dibujos sobre dibujos, en medio de la obscuridad. Pero esa noche fue diferente, porque uno de los otros omegas del prostíbulo abrió la puerta luciendo asustado, y me pidió ir con él.

—No puedo, Micha me dijo que no tengo que salir —me negué en rotundo.

—Es por eso mismo que tienes que salir Nick, tu hermano está herido, y nadie puede hacerse cargo de él, tienes que hacerlo tú.

Aun dudoso pero preocupado, finalmente decidí salir del armario, tomando la mano de ese omega y caminando a su lado para que me llevara al sitio donde estaba Micha.

Fue entonces que vi la casa por las noches, el prostíbulo donde vivía que por las mañanas tenia los pasillos vacíos y en silencio, ahora tenía varios alfas que venían de un lado al otro, con fuerte música desde la planta inferior, y ruidos extraños detrás de las puertas.

Fue entonces que vi a Micha.

—... Él me tomó del cuello, intentó matarme —escuché la voz desesperada de mi hermano a lo lejos.

—¡Entonces le hubieras dejado hacerlo! Es uno de mis mejores clientes, y tú te atreviste a morderlo, ¿Quién te crees que eres? ¿Crees que tu vida vale algo? —dijo la fuerte voz del dueño de la casa, ese "amable" hombre que nos dejaba vivir aquí.

Sintiéndome helado por el miedo, me acerqué a una de las pocas puertas abiertas en la casa, viendo a mi hermano tirado en el suelo, en medio de un espectáculo horrible, siendo golpeado por el dueño de la casa a pesar de que estaba herido.

Entonces vi el pánico en sus ojos, Micha se calló de inmediato, y ambos cruzamos miradas... Probablemente yo estaba tan asustado como él lo estaba.

—¡Vamos! ¡Responde! ¿Crees que tu vida vale más que los deseos de un alfa? ¿Quién te crees?

En silencio, mi hermano acepto todos los golpes de su jefe, mientras yo miraba todo en el marco de la puerta, entendiendo finalmente donde estábamos y cuál era el trabajo de mi hermano.

Mi tesoro de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora