Nunca me ha gustado tener sexo, mi primera vez fue dolorosa, y creo que fue tan terrible que mi mente bloqueó la mayoría de los recuerdos de cómo pasó.
Las demás veces que tuve sexo con otros alfas o betas, que son más de las que me gustaría recordar, no fueron por mi propio deseo, y siempre eran traumáticas.
Pero yo no me quejo al respecto, es decir, no soy un tonto y se cómo funciona el mundo. Viví por varios años en un burdel, y sé que lo más importante para los alfas es tener sexo, además de cómo les gusta hacerlo, dominando omegas y sin preocuparse mucho por su placer. En el burdel todos me decían eso, que la función de los omegas solo era servir alfas, así que no me quejaba por mi destino.
Y tampoco esperaba que Theo fuera diferente.
Acostado en la cama, de forma temblorosa pude ver como Theo se subía sobre mí, cubriendo mi cuerpo con el suyo, haciéndome sentir indefenso debajo de él.
—¿Estas bien? —me pregunta Theo, aun dudoso de continuar, llevando una de sus manos a mi cintura.
Yo solo asiento con la cabeza, mientras pongo mis propias manos en mi pecho, presionando la tela de mi camisón con algo de fuerza. Ni siquiera sabía si podía tocar a Theo, si pongo mis manos en otro lado que no sea mi propio cuerpo podría molestarse, así que prefiero quedarme así, sin tocarlo para que no se enfade conmigo...
Theo acerca sus labios a los míos, dándome un beso suave, que me hace cerrar los ojos y sentirme más tranquilo. Los besos de mi alfa siempre son buenos, tan cálidos y suaves, me encantaría poder besar a Theo todo el tiempo.
Él lo hace lentamente, abre mis piernas y se mete entre ellas, sin dejar de besarme y acariciar mi cintura. Pero yo no puedo dejar de sentirme nervioso, porque siempre le temo al dolor, y aunque hago esto por él, definitivamente tengo miedo de que continúe.
Los besos de Theo se vuelven más apasionados, tanto que mis mejillas se sonrojan, y entreabro mis labios para dejarlo besarme con más profundidad. Theo nunca me había besado así antes, es agradable pero de otra forma... Se siente bien.
Mi temor regresa cuando siento que Theo me quita la ropa interior y levanta mi camisón blanco, haciéndome bajar la mirada algo asustado, pero él no hace nada más, ahora me sostiene de las caderas, mientras pega su cuerpo aún mucho más al mío...
—Podemos parar ahora si quieres —susurra mi alfa contra mis labios—, no es necesario que lo hagamos hoy...
—Yo quiero —miento una vez más, aunque mi voz está temblando.
—Yo nunca te haría daño, ¿Sabes eso, no es así?
Quiero confiar en él, pero no puedo hacerlo, aun si me ama Theo es un alfa, y no creo que un alfa sea capaz de hacerme sentir bien en el sexo. Solo quiero que lo haga de una vez para que esta terrible experiencia termine pronto, así tal vez podré odiarlo menos cuando lo haga...
Theo besa cariñosamente mi frente, mientras sus manos levantan mis caderas, dejando su pelvis contra mi trasero. Mis mejillas se sonrojan aún más, ya que puedo sentir perfectamente entre mis nalgas la dureza de su hombría. Theo tiene una erección muy grande, la cual se nota sobre su delgada ropa interior, y ahora comienza a rozarse contra mi entrada.
Muerdo uno de mis labios con suavidad, me siento adormecido, en medio de las fuertes feromonas de mi alfa, y sintiéndolo rozarse contra mí de esa forma, mi cuerpo de verdad está comenzando a sentirse raro.
—¿No deberías meterlo de una vez? —pregunto algo tímido.
—Eso te lastimaría, debo prepararte primero.
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Mi tesoro de invierno
Roman d'amour¿Qué es un omega sin un alfa? En la sociedad en la que vivo, los omegas no tienen derechos, y por lo tanto tampoco obligaciones. Esto puede ser visto como una ventaja para algunos, pero como el infierno para otros. Un omega sin la protección de un a...