Capítulo 28.

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—¡Theo!

Bajo las escaleras lo más rápido que puedo, yendo detrás de mí alfa, que estaba saliendo de la casa a toda velocidad, sin decirme nada.

No hubo una pelea, no pasó nada en realidad. Theo guardo silencio, luciendo cada vez más pasmado, mientras yo en susurros le conté todo lo que paso, como me encontré con el padre omega de Edgar, como fuimos a la cárcel junto a Eddie, como nos reunimos con Edgar, y como finalmente enviamos los dos la carta de aceptación de su liberación.

Estaba a punto de contarle todo lo que me dijo Edith, pero Theo no me dejo terminar, con una cara pálida como la de un fantasma se puso de pie y salió corriendo de la casa.

Asustado intente seguirlo, pero mis piernas aún estaban temblorosas, así que baje lentamente las escaleras, saliendo de esa casa por primera vez en cómo una semana...

Theo estaba encarando a todos los alfas de su familia, esos que estaban acampando fuera de la casa, quienes lucían nerviosos frente a Theo.

Supe de inmediato que Theo estaba enfadado, no me dijo nada, pero les hablaba fuertemente a todos los miembros de su familia, que comenzaban a encogerse suavemente, aparentemente asustados de mi Theo.

Yo me quedo a un par de pasos de distancia de ellos, mirando nervioso toda la situación, ya que no es normal ver a Theo tan enojado. No entiendo bien lo que ocurre, pero después de que Theo hablara fuertemente con ellos por un par de minutos, de pronto se aleja de ellos y comienza a caminar fuera del jardín.

—Theo, espera —digo en un susurro, apresurándome a ir detrás de él.

Nuevamente voy muy lento, pero afortunadamente alcanzo a mi alfa cuando él está arrancando un coche que no es suyo, que supongo que les pertenece a sus familiares. Tímidamente rodeo el coche y abro la puerta del copiloto, pensando en entrar junto a él, pero Theo me detiene, tomando la puerta y tirando de ella para evitarme subir.

—Nicholas regresa a la casa —me ordena Theo con frialdad.

—¿Por qué? ¿A dónde iras? —le pregunto algo asustado por su actitud.

—No estoy jugando, y no puedo lidiar contigo ahora, no después de lo que hiciste. Regresa a la casa.

Mi corazón late con fuerza, ya que en el pasado me hubiera dejado amedrentar por mi alfa sin ningún problema, obedeciéndolo de forma silenciosa. Pero ahora no quería hacerlo...

—No, voy a ir contigo —me niego intentando forcejear por la puerta.

—Nicholas en serio, yo... —Theo suspira con cansancio, y veo como presiona las manos en puños con fuerza.

Está molesto, muy enojado, pero no le tengo miedo, en este mundo Theo es la única persona a la que no puedo temerle. Así que espero a que suelte la puerta para entrar al coche, ignorando sus palabras y su evidente enfado conmigo.

Dándose por vencido después de unos cuantos segundos, Theo suelta la puerta y me deja entrar, así que de forma silenciosa me siento en al asiento del copiloto y no me atrevo a mirarlo, temeroso de su reacción.

—Ponte el cinturón de seguridad —me ordena de forma fría, arrancando el coche.

Yo no puedo evitar sonreír en mi interior, ya que aún tan enojado, Theo sigue preocupándose por mí. De verdad, mi alfa es muy adorable.

***

—... Pero creímos que era lo que usted deseaba —dice uno de los sorprendidos guardias de la cárcel.

—¿Te parece que es algo que yo quiera? —pregunta Theo muy enfadado.

Entonces al final el plan resulto bien, aunque tal vez por desgracia, ya que Edgar Howking había sido liberado de la cárcel dos días después de nuestra boda, mientras Theo estaba "inconsciente" a mi lado en medio de su RUT.

Mi tesoro de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora