—Bienvenido doctor Lawliett —dijo Theo con amabilidad cuando el doctor alfa se acercó a nuestra cama—. Ya conoce a Nick, mi prometido, pero quería presentarlos nuevamente ahora que Nick está consciente.
—Es un gusto verlo de nuevo, señor Gold —respondió el otro alfa aterrador, mirándome fijamente—. Y es un gusto conocerlo también, señor Nick Gold, seré su obstetra, así que nos veremos desde ahora hasta que nazca su cachorro...
Creo que todos esperan que yo diga algo, pero no puedo me acerco aún más a Theo, aferrándome a él con fuerza, ya que no quiero separarme de mi alfa.
—Oye, todo está bien —me susurra Theo, dándose cuenta de que estoy asustado.
—No quiero... Esta aquí para hacerme daño... Por favor no quiero... —respondo suplicante, mirando a mi alfa.
Theo guarda silencio, cruzando miradas con el confundido doctor al otro lado de la cama.
—El doctor no quiere hacerte daño, yo estoy aquí a tu lado, ¿Crees que lo permitiría? Vamos, solo va a revisarte y al cachorro para asegurarse de que todo está bien, ¿Puedes hacerlo, no es verdad? —Theo intenta tranquilizarme.
Yo prefiero no responder, aferrándome fuertemente a Theo. Solo quiero que ese alfa se vaya.
—Bien Nick, vamos, tenemos que dejar que el doctor te examine —me pide Theo con suavidad—. Todo va a estar bien, yo estoy aquí... No dejare que nadie te haga daño jamás.
Yo no respondo, sigo aterrorizado, mientras dejo que Theo me acueste de mejor forma en la cama, sin dejar de abrazarme, pero permitiendo que el doctor pueda tocar mi cuerpo.
Un grito suave escapa de mis labios, mientras siento que el doctor toma el borde de mi camisón y lo levanta, dejando mi abdomen y mis piernas expuestas.
—No, Nick, no te muevas... Está bien, todo está bien, relájate... —me pide Theo, sujetándome con un poco más de firmeza.
Quería quitarme al otro alfa de encima, pero no podía con Theo abrazándome y sujetando mis brazos de esa forma tan estrecha, así que solo pude quedarme quieto, mirando de reojo como ese otro alfa comenzaba tocar mi abdomen con mucha suavidad.
—El cachorro está bien, puedo sentir sus feromonas, y se está desarrollando bien para estar en su cuarta semana de gestación —dice el doctor con calma— ¿No hubo ningún tipo de sangrado?
—No, Nick solo está vomitando... Mucho —responde Theo con preocupación.
—Es normal en esta etapa del embarazo, pero le recetaré algunas hierbas que podrían ayudar con ello, esperemos que cuando su salud mejore los vómitos sean menores. Ahora voy a continuar con sus genitales...
—¿Genitales? —pregunto asustado, levantando la mirada para ver a Theo.
Theo solo me mira pero no dice nada, sosteniéndome con más firmeza, avecinando que iba a ponerme algo nervioso.
Mi atención no puede continuar en Theo, ya que siento las manos frías del doctor, quien baja mi ropa interior, haciéndome gritar con pánico.
—Nick estoy aquí, estoy contigo, nada te va a pasar... —me susurra Theo, intentando tranquilizarme.
Pero yo no podía calmarme... Vi como el doctor tocaba mi miembro y lo miraba con atención, para luego abrir mis piernas, haciéndome gritar de nuevo. Lo sabía, ningún alfa tiene buenas intenciones cuando se trata de mí, va a violarme, y no voy a poder defenderme como es usual...
—Su entrada sigue herida, el ungüento está haciendo efecto, pero los daños son demasiado profundos en toda el área, probablemente porque varios alfas anudaron en él a la fuerza. Me temo que tendrá que esperar un poco más antes de poder tener sexo con él sin herirlo —dice el doctor, abriendo mis nalgas con suavidad—, tendré que poner más medicina.
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Mi tesoro de invierno
Romansa¿Qué es un omega sin un alfa? En la sociedad en la que vivo, los omegas no tienen derechos, y por lo tanto tampoco obligaciones. Esto puede ser visto como una ventaja para algunos, pero como el infierno para otros. Un omega sin la protección de un a...