Capítulo 20.

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—¿Nick?

Ni siquiera fui yo quien lo reconoció, uno de esos omegas alrededor del fuego me miró y se puso de pie, corriendo en mi dirección para abrazarme.

—¿Otto? —pregunto algo tímido.

—Oh Nick... Mi pequeño y preciado hermanito, si soy yo...

No pude reconocer a mi hermano.

Al vernos entrar en la habitación todos se ven de la misma forma que los demás, extrañados, sorprendidos... El alfa al centro del sofá se apresura a ponerse de pie y se acerca a mi alfa, estrechando su mano y luciendo muy condescendiente.

—Señor Gold, que placer recibirlo en mi hogar, espero que pueda quedarse para la cena navideña, es una verdadera alegría verlo por esta parte de la ciudad... —dice Damian Walker, estrechando una y otra vez la mano de Theo.

—Gracias por la bienvenida señor Walker —dice Theo con su típico discurso—, pero deberé rechazar su invitación, no hemos venido por mucho tiempo.

Theo cruza miradas conmigo y se lo que quiere decir, me está dando tiempo para que pueda hablar con Otto.

—Pero recibiré una taza de café mientras conversamos por un momento —dice Theo entrando en la sala con confianza.

—Por supuesto, le traeremos café de inmediato —dice Damian, acercándose a uno de los tantos omegas que lo rodeaban, diciéndole algo en un susurro.

Toda la casa se mueve a gran velocidad, los omegas se apartan del sofá, y rápidamente buscan comida y café que ofrecerle a mi alfa, actuando como si fueran algún tipo de "sirvientes", atentos a cualquier petición del bastardo de Damian Walker.

—¿Estas comiendo bien? Luces muy delgado, creo que está bastante de moda hoy en día, pero debes cuidar tu alimentación por mi lindo sobrino... ¿Ya sabes cual será su sexo? —pregunta Otto, ignorando por completo todo lo que está pasando en la sala.

—Aun no, el próximo mes —respondo en un susurro.

—Bueno supongo que no importa, si es niño o niña, mientras sea un alfa... —dice Otto separándose un poco de mi para mirar mi abdomen— Tiene que ser alfa, eso es muy importante.

—Lo se...

Ni siquiera sé por qué me porto tan cohibido, antes pensaba que lloraría de la emoción cuando me encontrara de nuevo con Otto, pero ahora que estamos nuevamente juntos... No hay nada, no siento nada, solo incomodidad. No entiendo por qué una persona a la que yo considero un extraño esta opinando de mi embarazo y me está presionando para tener un hijo alfa, especialmente alguien como Otto, que prefirió no visitarme en el hospital para quedarse aquí con un alfa como Damian Walker.

—Escuche en las noticias que te casaras con tu alfa muy pronto, quiero todos los detalles... —me dice mi hermano, tomando mis manos.

—Otto, ¿Podemos hablar un momento? —le pregunto cansado, cortando su estúpido discurso de banalidades— A solas.

Solo fueron los omegas cerca de nosotros los que escucharon mi petición, y pude ver una mueca de desagrado y nerviosismo en sus rostros cuando me oyeron. No sé qué clase de cosas están imaginando, pero si estoy seguro de que no les gusta para nada que haya venido aquí a ver a mi hermano.

—Por supuesto, ven conmigo, veamos la nieve... —me pide mi hermano, abrazándome por la cintura con un poco de fuerza.

Yo no me quejo, y ante la mirada atenta de Theo, que me vigila aun de reojo y sentado junto a ese desagradable alfa, yo camino al lado de mi hermano a una puerta en la parte posterior de la casa, saliendo al porche trasero, donde podíamos admirar la nieve.

Mi tesoro de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora