Capítulo 29.

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—De acuerdo, quédate aquí por un minuto, yo tengo que llamar a mi madre para saber cómo están todos —me pide Theo, abriendo la puerta de nuestra habitación para permitirme entrar.

—Sí, lo haré...

Aún estoy en shock, a penas consigo obedecer a mi alfa para sentarme en nuestra cama, viéndolo irse y dejarme solo.

Hoy viví la peor noche de toda mi vida, y mi corazón está destruido, pensando en lo que hice y como pude ser tan tonto para caer en la trampa de un asqueroso alfa como Edgar Howking.

Gracias a las influencias de Theo la policía apareció en el burdel en pocos minutos, desde el coche junto a mi hermano y a mi alfa pude ver como los policías arrestaban a todos, y como llevaban a un centenar de omegas a varias ambulancias, todos ellos abusados por Edgar Howking, un sucio y asqueroso alfa.

El hospital más grande de la ciudad se llenó completamente de omegas, los cuales en su mayoría tenían familia, eran omegas con esposos y padres, los cuales fueron reclamados y se encontraron con sus seres queridos después de haber pasado un infierno. Y en ese mismo hospital me encontré con Alan y su familia, todos habían ido a ver a ese omega de la familia Lewis, el cual fue rescatado después de un año entero, siendo recibido por su alfa y su pequeño cachorro, mientras todos los Lewis lo abrazaban con fuerza.

Me sentí terrible, viendo a mi amigo a la distancia, llorando desconsolado mientras abrazaba a su primo, todos aliviados de haberlo encontrado por fin... ¿Pero a que costo?

Llevamos a Micha a ese mismo hospital, pero Theo se encargó de que tuviera una sala VIP, pidiendo a los mejores doctores gracias a sus influencias. Mi hermano estaba tan cansado que se quedó dormido cuando llegó al hospital, me dijeron que probablemente tendrían que operar uno de sus tobillos por una fractura mal sanada, así que lloré junto a él por horas, mientras lo veía dormir.

Poco después de la media noche Theo me convenció de irnos a casa, yo no quería dejar a Micha, pero Theo iba a dejar a sus más confiables guardaespaldas para cuidarlo, y ahora yo sabía que no había mucho que podamos hacer... Solo teníamos que confiar en los médicos que eran los únicos que podrían salvarlo. Yo no podía hacer nada ahí, y después de despedirme de Micha aunque estaba dormido, me fui con Theo a casa para descansar.

Me quedo en silencio sentado en la cama, tengo un gran peso en el pecho, como si hubiera algo desgarrando mi corazón. Me siento culpable, aun puedo sentir esas feromonas, todos los omegas sufriendo y reencontrándose con sus familias, lo que les habían hecho en ese sitio, y lo que hice yo.

Ya sin poder soportarlo rompo a llorar, mientras cubro mi rostro con mis manos, no sé lo que hice, deje que ese imbécil me engañara y ahora debe estar escondido para no pagar por sus crímenes. Me siento tan culpable como si yo les hubiera hecho eso a los omegas por haber liberado a su abusador, soy una persona horrible.

Ni siquiera estoy pensando, dejándome llevar por mi instinto, me pongo de pie y voy al armario que comparto con Theo, donde tomo toda la ropa que puedo que le pertenece a mi alfa, llevándola a nuestra cama con rapidez. Ni siquiera entiendo lo que hago, solo pongo sus camisetas, camisas, pantalones, entre otras cosas en la cama, lleno toda la blanda superficie con su ropa, y cuando creo que está listo me meto cuidadosamente en medio de esa montaña de prendas de ropa, sin dejar de llorar y abrazándome a un suéter que le pertenece a Theo.

Sus feromonas me calman, me hacen sentir mejor, así que cierro los ojos, dejándome inundar por ese delicioso aroma a pinos, tan relajante... Me siento seguro entre las feromonas de Theo.

Casi no escucho cuando la puerta se abre varios minutos después, y un sorprendido Theo entra en la habitación acercándose a la cama. No me importa que se siente en mi nido, dejo que retire algunas prendas de su ropa para descubrir mi rostro, acariciándome suavemente las mejillas.

Mi tesoro de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora