Capítulo 14.

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Se sentía como un sueño, la nieve no dolía y no era desagradable, era divertida.

Estábamos en medio de los árboles, corriendo detrás el uno del otro, lanzándonos bolas de nieve. Yo nunca pensé que jugar a esto sería tan divertido, por lo general los omegas éramos relegados a otro tipo de juegos, como a la familia o atender un restaurante. Eso también era divertido, pero este tipo de juegos, este tipo específico de juegos, también eran muy divertidos.

—¡Oye! —me quejo entre risas cuando Theo me lanza una bola de nieve directamente a la cara.

—Lo siento, ¿Estas bien Nicholas? —pregunta él asustado, acercándose a mi rápidamente.

—Que tonto eres... —dije yo entre risas.

Sin dejar de reírme vuelvo a poner la manta gruesa de lana sobre mis hombros, ya que se me había caído con todo lo que corrimos hace un momento. No se por cuánto tiempo estuvimos jugando de esa forma, pero cuando finalmente nos detenemos, me siento helado.

—Bueno, eso fue divertido, pero deberíamos regresar —le sugiero a Theo.

—Sí, tus mejillas están muy rojas, deberías volver.

—Ven conmigo, regresemos.

—Yo paso...

Me sentía confundido, ¿Por qué Theo no quería regresar? Aun sin tocarlo podía notar que estaba muerto de frio, paso mucho tiempo en la nieve, incluso durante una tormenta, y sin importar eso aun quiere quedarse...

—¿Por qué no quieres regresar? ¿Es por qué los demás niños son malos contigo? No te preocupes, mi papá es un alfa, le diré que les dé una paliza por ti... —intento convencerlo.

—No es eso.

Theo se sienta en la nieve luciendo abatido, así que yo también lo hago, quedándome a una distancia prudente de él. No sé si los omegas tenemos permitido acercarnos tanto a un alfa.

—¿Qué pasa si soy un objeto dañado? —pregunta Theo en un susurro.

—¿Objeto?

—Todos piensan que soy raro, porque no se jugar como ellos, y tampoco se hablar de la forma en la que ellos lo hacen. Tal vez mis padres se equivocaron al traerme con ellos, si se dan cuenta podrían regresarme al orfanato.

No supe entonces la razón, era muy pequeño para comprender por completo la magnitud de las palabras que Theo estaba diciendo. Pero verlo triste me hería, se sentía como si mi omega sufriera por él.

Así que sin pensarlo y de forma instintiva, me puse de pie, acercándome a Theo para abrazarlo. Creo que él estaba casi tan sorprendido como yo, por que los omegas y los alfas ni siquiera pueden hablar si están solos, así que un abrazo es...

—Mi papá siempre dice que un abrazo hace sentir mejor a las personas, ¿Te sientes bien? —le pregunto en un susurro.

—¿Hueles eso? Flores... Huelen bien.

—No, no huelo nada, ¿Cómo podría haber flores en medio de la nieve?

—¿Tu hueles de esa forma? Hueles muy bien...

No puedo evitar sonrojarme al escucharlo, Theo si es muy raro a veces.

—Los alfas son crueles y malos, pero Theo es diferente. Y no está mal ser diferente si eso te hace bueno, si Theo es raro pero es mejor que los demás alfas, yo voy a querer ser su amigo para siempre —le digo intentando tranquilizarlo.

—¿Tú vas a ser mi amigo?

—Sí, lo prometo, seré tu amigo para siempre.

Separándome finalmente de él, veo como Theo sonríe, y me mira fijamente.

Mi tesoro de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora