6.

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Betsy

—¿Oye, todo bien con Eliana? —me pregunta Amy cuando nos topamos en la entrada del baño y me hace arrugar el cejo. 

—Si, ¿porqué? —le respondo. 

—Es que si me fijé que el ascensor dejó de subir, hasta me preocupé, pero como no tocaron la campana de emergencia… 

Mierda. 

—Ah si, todo bien —le aseguro —fue un momento que se detuvo, pero no pasó nada grave. 

—Ah, me alegro —obviamente no me creyó por su tono irónico  —sería una pena que se llevarán mal ahora en el trabajo. 

—Si, me pasaba con Eli ¿verdad? —me autoreprocho recargándome en la pared dándole la espalda a la oficina de mi jefa. 

—Pudiste ser más amable en público, en especial si era tu pareja —le siseo con el temor de que Victoria nos escuche ya que dudo que sepa esa parte de nosotras. 

—En mi defensa, Eli tampoco era un pan de Dios —me miro las uñas pintadas de blanco  —le encantaba llevarme la contra y creo que eso no ha cambiado. 

De repente Amy se rasca el cuello nerviosa como si apuntara algún lugar.

—Era altanera, se quejaba por todo y nunca estaba de acuerdo con lo que yo propusiera. 

Las cejas de Amy suben y bajan, no entiendo ¿es un tic que adquirió y no me he enterado? 

—¿Qué te pasa, Amy? —le pregunto por sus extraños movimientos —No importa, pero acepta que Eli era una rebelde sin causa. 

Concluí y el carraspeo de Eliana me hace soltar un jadeo.

Maldición, como no tome enserio el ligero olor dulce, en mi defensa lo cargo impregnado en mi nariz desde lo del elevador.  

—Está detrás mi ¿verdad?. 

Mi compañera solo asiente conteniendo la carcajada. 

Me giro y me encuentro a una Eliana ofendida cruzada de brazo. 

—¿Algo que desees decirme, Betsabeth? —ironiza. 

—Si, el negro nunca ha sido tu color —la encaro y me enarca una ceja. 

—Este, yo voy ver si la copiadora ya sacó copia —se aparta Amy lo más rápido que puede.

—¿Rebelde sin causa, enserio? —Eli Repite mis palabras y me encojo de hombros. 

—Si la corona te queda… 

Niega tratando de ocultar una sonrisa. 

—Eres tú la que me hacía la vida imposible en el equipo y contradecía en todo —reclama. 

—Creí que ya habíamos superado esa parte. 

—Jamás, porque nunca voy a olvidar lo hostigante que fuiste solo porque yo te gustaba —continúa y rememoro la vez que me enfrentó.

Flashback

2016

—Eliana da 20 vueltas más a la cancha —le pido cuando veo que al igual que las otras se dispone a irse.

—¿Disculpa? 

—Lo que oíste —le respondí —y solo por responderme serán 30. 

—Estás loca, no voy hacer nada —contesta —el entrenamiento acabó… 

—Bien, en la siguiente presentación ni siquiera te molestes en aparecer porque no vas… 

—¿¡Sabes qué!? —estalla —¡ya me tienes harta! 

Mi vida, mis coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora