19.

8.6K 743 74
                                    

Betsy

Mamá juega con Luca, cuando en realidad le debería estar ayudando hacer su tarea como quedó. Es raro verla como abuela consentidora, conmigo lo fue, pero no tan cariñosa como lo esta siendo con mi hijo.

Lo abraza, le llena la cara de besos y le hace cosquillas en el pequeño comedor de 4 que hay aquí.

—Aparte de guapo, eres muy inteligente, cariño —lo estruja con sus brazos —termina tu quiz que ya vengo. 

Se acerca y la quedo mirando mal. 

—Mamá, tengo que irme a trabajar —me quejo —no podemos seguir esperando a papá. 

Apenas se fue el padre lo llamó y viene en camino, pero al parecer el empresario está muy ocupado. 

—Solo unos minutos más, además, no se que tienes que hacer con ese hombre aquí —me regaña —ustedes tienen su casa, muero por decorarle una habitación a mi niño hermoso. 

Ok, me queda claro que odia a Thomas y se emocionó demás con su nieto.

—Olvidalo, mamá —le digo —ya te dije que hice mi familia y Thomas es parte de ella, aquí estamos muy bien. 

—¡Ese señor no es familia tuya! —se altera —¡Hija, por favor, danos la oportunidad de… !

El timbre la interrumpe y me voy a abrir. 

—Bienvenido a mi humilde morada, señor Robinson —lo recibo y se queda viendo con horror el reducido espacio en comparación con la mansión en la que me crié. 

—Princesa —el término cala en lo más profundo tomándome desprevenida —¿no me digas que tú vives aquí? ¡Es muy pequeño! 

Cuestiona y asiento con ironía. 

—Harold, eso es lo de menos —le dice mi madre —hay alguien que tienes que conocer…

Señala con sus ojos a mi hijo y la mirada de mí papá se enfoca en él que deja caer su lápiz de color amarillo y goma de borrar roja.

Me imagino que el porte de papá lo intimida y su cara de amargura qué se desvanece poco a poco no lo ayuda mucho mientras mi pecho se comprime y el aire no me pasa a los pulmones.

—Harold, él es nuestro nieto —lo presenta y retrocedo con el súbito miedo que su mano impacté en mi cara cuando me mira consternado y comienza a respirar mal como yo.

—Él es… —no logra emitir palabras. 

—Si, es mi hijo —no puedo evitar que se me empañen los ojos. 

Se acerca lentamente para no espantar más al niño que se ha levantado de su puesto y se agacha para quedar a su altura. 

—¿Como te llamas, pequeño? 

—Luca, Luca Robinson —le contesta orgulloso. 

De la nada su abuelo lo estrecha contra él y lo alza del suelo. 

—¡Es un Robinson! —vitorea abrazándolo feliz —¡Es un Robinson! 

Mamá y yo nos reímos aliviada por su reacción. 

—No sabes lo feliz que me hace… —concluye mirándome con su nieto en brazos.

Ellos pasan tiempo con mi bebé, lo abordan con preguntas. 

«¿Te gustan los balones?» 

«¿los parques de diversiones?» 

«¿Qué quieres que te regalemos? ¡Pide lo que quieras!» 

Mi vida, mis coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora