16.

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Betsy 

Me despido de mi bebé a quien arropé después en su cama luego de que cenara, lo quise consentir con nuggets de pollo en formas de dinosaurios y papitas fritas con la freidora de aire recién adquirida por Thomas.

Al parecer no solo quiere limitar nuestro consumo de carne sino también de aceite, no me quejo, nos hará bien. 

—Dulces sueño, mi amor. 

—Quiero soñar que vuelo en mi moto, mami —me dice algo adormilado. 

—Entonces cierra tus ojitos y piensalo muy fuerte y verás que sueñas eso —le respondí dejando un beso en su coronilla mientras se aferra a su colcha roja como con la imagen del rayo Mcqueen. 

—¿Seguro que no me quieres acompañar? —le pregunto al padre que leía la biblia en la sala. 

Se lo propuse, pero no aceptó y creo que me va hacer falta más apoyo moral para enfrentar a mis padres a quienes le sobrarían un espacio más en la mesa. 

—No, no creo que sea prudente presentarme en casa de tus padres… —alega como si los conociera, pero disipo la idea pues es imposible. 

—Bueno, dame la bendición —le pido tomando su mano. 

—Ve con Dios hija —me persigna —y recuerda lo que te dije, sé que estás enojada con tus papás, pero el perdón es lo mejor para sanar. 

Solo le asiento y dejo un beso en su mejilla con un nudo en el estómago de saber que voy a ver mis padres otra vez. 

Salgo del edificio y pongo a rugir el motor de mi motocicleta que conduzco hasta la residencia Robinson, a la que solía llamar hogar. 

A la par llega Eliana en su carro luciendo el mismo sexy vestido rojo. 

Dios mío, ¿con esta tentación como quieres que no sea pecadora? 

Con ella encerrada en la sala de juntas el día en la empresa estuvo tranquilo, salvo las malditas ganas de dejar de hacer mi trabajo y de entrar allí para prenderme de nuevo en su… 

—¿Lista? —carraspea sacándome de mis pensamientos. 

—Si, vamos —le contesto y para mi sorpresa me toma de la mano entrelazando sus dedos a los míos. 

—Eli, ellos no saben nada de Luca —le advierto en un ruego —por favor, no lo menciones. 

La verdad todavía no decido si quiero que sean parte de la vida de mi hijo, no se lo merecen. 

—Seguro —acaricia mi mejilla regalándome una sonrisa consoladora. 

—Y si te incomodan mucho podemos irnos de inmediato —le aclaro nerviosa —no tenemos porque quedarnos. 

—De acuerdo, ahora tranquilízate —me pide —ellos ya no van a poder con nosotras. 

Lanzo un fuerte suspiro antes de ingresar con ella. 

Nos reciben la ama de llave con su uniforme celeste con mandil blanco quien nos guía hacia el living con los finos muebles que parecen de porcelana con respaldos dorados, a medida que cruzamos los amplios pasillos el agarre de Eli se ajusta en mi mano. 

La miro, su pecho sube y baja como si le costara respirar y la entiendo, para mi tampoco es fácil estar aquí sin poder recordar la fatídica noche. 

Flashback 

2016 

Camino con el cuenco de palomitas vacías por los pasillos de mi casa que conducen a la cocina, escucho pasos detrás de mi y sonrió traviesa sabiendo quién es por lo que aligero el paso. 

Mi vida, mis coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora