19.- Diamantes

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Jessica

El día de la fiesta llegó tan rápido que fue como un abrir y cerrar de ojos para mí. Probablemente no lo hubiera logrado si no fuera porque, al parecer, la vida por una vez estaba a mi favor. Todo me salió bien, lo cual es raro en mí ya que usualmente no tengo tanta suerte, pero en estas dos semanas he tenido inspiración para trabajar, no he tenido más distracciones (aparte de Gabriel) y no he participado en ni una sola pelea con mi cliente porque me lo estoy follando.

No estoy acostumbrada a que todo me vaya tan bien, pero decido mantener la mente positiva.

Me merezco tener algo de paz por una vez en toda mi vida.

El acosador no ha vuelto a aparecer, probablemente porque le estoy dando caza como el perro asqueroso que probablemente es. Sí, el primer día me asusté mucho y pensé que el monstruo que acecha mi pasado probablemente estaba de vuelta en mi vida, pero cuando mi mente se aclaró vi lo ridículo que fue. No es el monstruo, eso lo sé. Una vez la nube de terror se disipó, lo único que pude sentir fue ira. Si él o ella piensa que dejo a las cucarachas pasar sobre mí, está muy equivocado.

Me miro en el espejo una vez más y compruebo que mi maquillaje esté perfecto, al igual que mi cabello, que está atado en un moño y con una diadema de diamantes encima de mi cabeza. Mi collar de diamantes brilla gracias a las bombillas alrededor de mi espejo, al igual que mis pulseras y mi vestido gris de corte recto con incrustaciones de cristales. Son los años veinte, el lujo jamás será considerado exagerado en esa época.

Me coloco los zapatos, que tienen cristales bordados en toda la tela. Un regalo de Logan por mi cumpleaños, no había encontrado la ocasión adecuada para usarlos.

—Son hermosos —digo en voz alta, sin evitar sentir emoción.

Amo los zapatos.

Los amo más que a mi familia.

Escucho tres golpes en mi puerta y mi sonrisa muere en mis labios.

¿Quién se atreve a interrumpir mi momento de paz?

—Pase... —básicamente gruño, pero mi frustración desaparece al ver a Dove en mi puerta.

Hace una pose de modelo que me hace reír porque la hace muy mal, sin embargo, luce muy hermosa. Usa un vestido negro que le llega a sus pantorrillas y unas medias negras muy atrevidas que ocultan ligeramente sus tatuajes. Su cabello está atado en una coleta y su maquillaje consiste en ojos oscuros y labios rojos. Vino a mi casa para alistarse con todo su equipo de estilistas. Usualmente no me gusta que entren extraños a mi casa, pero quise aprovecharme de sus estilistas y sabía que traer a Dove me daría ese beneficio.

—Oh, por Dios, Jess. Te ves hermosa —exclama mientras se acerca a mí y me da un abrazo.

Ya no me tenso como antes lo hacía, cuando estaba enamorada de ella.

Sonrío, sintiéndome liberada por fin. Este enamoramiento por mi mejor amiga me había perseguido desde que la conocí y era horrible, pero empeoró cuando ella empezó a salir con Loggi. Ahora ya no siento lo que sentí antes y si tan solo me hubieran dicho el alivio que sentiría una vez mis sentimientos pasaran, hubiera intentado desenamorarme desde hace mucho tiempo.

—Tú también te vez hermosa —digo cuando se aparta de mí, antes de voltearme y tomar mi bolso.

Guardo mi teléfono, mis llaves y me estoy dirigiendo a la puerta de nuevo cuando Dove se aclara la garganta.

—Jess —me llama y volteo.

—¿Sí?

Ella aprieta sus labios entre sí antes de sentarse en mi cama y mirar al suelo. No la sigo, solo la observo pacientemente hasta que decida hablar.

Mi Mejor Decisión (AD #4) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora