|𝟭𝟱|

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Sus dedos se deslizaron por sus muslos sudorosos tanteando la zona y ansioso por tener a su alfa moviéndose en su interior sin descanso, sin importarle en lo más mínimo si terminaba destrozado, pero lo quería, quizás no estuviera tan mal quedarse adolorido a cambio de una buena sesión de sexo desenfrenado, sus gemidos fueron en aumento cuando uno de sus dedos acarició su punto sensible, delineando la zona y teniendo el lubricante natural entre sus dedos, quería ser un chico bueno y esperar a Louis pero no pudo, realmente no pudo aguantar esa necesidad recorriendo su sangre, pidiéndole a gritos que se satisfaciera.

Se arrodilló en la cama, curvando un poco su espalda, aún sin poder soltar una de las camisas del alfa, que ya estaba totalmente manchada de su esencia, mezclada con ese aroma que le estaba llevando a la locura, sus dedos expertos viajaron hasta su agujero ya húmedo por la calentura del ambiente y de su propio cuerpo, los rizos estaban pegados a su frente y con sus labios carnosos entreabiertos sin dejar de soltar sonidos que estaba seguro que traspasaban las paredes, un dedo entró en él tan fácilmente que se escapó de sus labios un pequeño gemido, no era suficiente, necesitaba algo más grande y vibrante.

—L-Lou—jadeó cuando otro dedo se hizo espacio en su cavidad, moviendo sus caderas instintivamente, dando pequeños saltos sobre sus dedos, disfrutando de cómo estiraban sus paredes, moviéndolos rápida y bruscamente, azotando su punto dulce una y otra vez, quedándose sin voz por la cantidad de gemidos que se escapaban de sus pecaminosos labios, dejó caer su rostro en la almohada mientras los movimientos seguían más intensos que antes, imaginando  que lo que estaba en su interior era Louis, dándole tan duro cómo a los dos les gustaba.

•••

Louis conducía a una velocidad incalculable, estaba brutalmente golpeado pero quería llegar a casa para poder joder bien a su omega, sin darle atención a las pocas heridas de su cuerpo, Liam estaba todo el rato recordándole las medidas de seguridad, cómo si fuera el hombre más legal del mundo, ridículo, Liam había traficado e incluso matado en más de una ocasión, y ahora le hablaba sobre velocidad y tonterías de los peligros de carretera.

—¡LOUIS!, ¡Casi atropellas a la abuela!—se quejó mientras se aferraba a su cinturón, queriendo no perder la vida en un triste coche con su estúpido amigo que no había leído un manual de manejo en su vida, o más bien, nunca había leído nada.

Louis bufó mientras pisaba el acelerador e insultaba a los conductores de otros coches que no dejaban de pitarle.

—¡Pues que se aparte de mí camino!—golpeó el volante mientras intentaba mantener su vista en la carretera y no en la mueca de terror de Liam, quién estaba más pálido de lo normal, tecleando algo en su teléfono, el alfa desvió la vista a la brillosa pantalla de su amigo, viendo cómo le escribía a Zayn una especie de despedida llena de cursilerías y cosas cómo "Lo siento, Zaynie, Louis va a matarme".

El alfa solo podía tener en mente una sola cosa, que le había prometido a su Harry que volvería lo antes posible a su lado, y nunca rompería un juramento con él, porque era la única persona con la cuál había sido capaz de jurar algo real y romper aquello le haría sentir miserable, un maldito desdichado se sentiría si le sucediera algo al corazón de su omega, al que protegería de todo y todos, pero no podría protegerle de sí mismo, Louis tenía ese pequeño problema, los arrebatos de ira a veces lograban apoderarse de sus sentidos y hacer que estupideces hirientes salieran de su boca.

Pero estaba intentando mejorar, para darle su mejor versión a Harry, darle todo aquello que ese hermoso rizado merece, aunque el muy bien sabe que jamás podrá ser merecedor de su omega.

𝗦𝘂𝘀 𝗛𝘂𝗲𝗹𝗹𝗮𝘀 (𝘓𝘢𝘳𝘳𝘺 𝘚𝘵𝘺𝘭𝘪𝘯𝘴𝘰𝘯)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora