𝗦𝘂𝘀 𝗛𝘂𝗲𝗹𝗹𝗮𝘀 (𝘓𝘢𝘳𝘳𝘺 𝘚𝘵𝘺𝘭𝘪𝘯𝘴𝘰𝘯)

|𝟬𝟰|

La palabra resonó en su cabeza sin cansancio, su cuerpo se sintió tan pesado cómo el plomo y tuvo la necesidad de aferrarse al poste de la cama para no dejarse caer sobre el suelo, su respiración acelerada no le estaba ayudando en la asimilación, quería correr hasta los brazos de su querido Niall y no irse nunca más de su lado, su corazón bombeaba a una velocidad casi incalculable, y sus manos posadas en el poste de madera se resbalaron por el sudor ocasionado por los nervios.

¿Mafia italiana?

Su conocimiento sobre eso era completamente nulo, tan sólo sabía que podría matarle en cualquier momento y no pasaría nada. El pequeño rizado dejó escapar un sollozo de sus labios mientras notaba como sus ojos comenzaban a aguarse, por más que luchara por mantenerse sereno, su instinto y su miedo jugaban en su contra.

¿Qué haría el mafioso Louis Tomlinson con un débil omega cómo Harry?

—¿E-eres de la mafia?—Preguntó en una voz casi inaudible, Louis acarició el arma entre sus manos con una perfecta sonrisa en su rostro, dejando ver sus alineados dientes y levantó la vista para posarse exclusivamente en el asustado omega que temblaba bajo su acerada mirada.

Aunque la respuesta fuera obvia, Harry estaba rezando porque solo fueran tontas imaginaciones suyas, que ojalá el hombre que tenía en frente no fuera un criminal y un... ¿Asesino?, ¿Cuánta sangre habría en sus manos?, Las preguntas le comenzaban a aturdir pero al escuchar un bufido por parte del alfa, se quedó estático en el sitio, esperando a que esté hablara.

—Te lo contaré todo si dejas de llorar—dejó el arma en una de las mesitas de noche y se centró solamente en el rizado que se sentaba lentamente en la orilla de la cama—No me gusta que llores—el omega tallándose los ojitos intentó murmurar un "lo siento" pero las palabras fueron incapaces de salir de sus labios.

Louis se sentó a su lado, reposando su mano con un par de anillos plateados en el muslo del omega, dando suaves caricias que poco a poco le iban calmando, aclaró su garganta para empezar a hablar sobre su trabajo. Mientras que el pequeño rizado se dejó llevar por sus alocados instintos y recostó su cabeza en el hombro del alfa, inhalando ese olor al que se estaba acostumbrando.

—Pertenezco a la Stidda, una mafia italiana, de Sicilia exactamente, mi padre la lidera y por lo tanto... Yo soy su sucesor, su primogénito y la máxima ley después de él, Harry, estás aquí porque necesito un omega, alguien digno de presentarse al lado del Cattivo, eres una belleza exótica para los italianos, eres la definición de lo que busco-

—¿Cattivo?—Interrumpió.

—Malo, eso significa, yo soy el malo de la organización, no quiero hablarte cómo un bebé pero parece que es la única forma para que lo entiendas, el encargado de los asesinatos, ajustes de cuentas, venganzas y todas esas cosas estúpidas que hace una mafia, yo las lidero, yo las ejecuto, mientras mi padre se sienta en una silla contando billetes que no se merece, yo mantengo está mafia en lo más alto de Italia. Estoy en la lista de los criminales más buscados, me sorprendió que no me conocieras. Ahora te quedarás aquí, pequeño omega, aprenderás a vivir en el peligro a ser el peligro.

—No quiero, Louis, quiero regresar con Nini, por favor, no me gustan las armas, la sangre... Este no es mi mundo—suplicó manchando de lágrimas el traje del alfa quién se limitó a tensar la mandíbula.

Odiaba la manera en la que le hacían sentir esos lloriqueos, originaban que su alfa rozara el límite de los nervios, quería envolverlo entre sus brazos y decirle que todo estaría bien, que él jamás dejaría que le hicieran daño, pero se mordió la lengua para no cometer ninguna estupidez.

—¿Quieres a Niall?—el pequeño rizado asintió despacito sin despegarse del hombro del alfa, con sus ojos levemente cerrados—Bien, traeré a ese amigo tuyo aquí, tienes que saber que en cuanto se entere de quién soy y todo lo que te he contado, no podrá irse a ninguna otra parte, al igual que tú, la diferencia es que tú eres del Cattivo.