En realidad, ya habías participado en varias misiones anteriormente, pero ninguna tan grande como la que te habían asignado en esa ocasión.
Siempre te ponían de francotiradora porque eras buena en eso, y era conveniente por tu tamaño; tú lo aceptabas a regañadientes, porque lo que realmente siempre habías querido, era estar en el campo de batalla.
Considerabas que también eras buena en las peleas cuerpo a cuerpo, pero por tu altura, no te tenían mucha fé. Además, estabas consciente que también el hecho de que fueras mujer influía. <<Malditos machistas.>> A pesar de que en la mayoría de los entrenamientos siempre salías victoriosa.
Suspiraste frustrada.
Te sentías un poco nerviosa, la mayoría de las personas que iban a estar en la misión eran superiores. Eso te hacía sentir un poco más de presión sobre tus hombros, pero te sentías preparada.
El día de la misión, te sorprendiste al ver que Konig también estaba ahí. Al igual él, también se veía muy sorprendido.
-¿Qué haces tú aquí? –preguntó un poco bruscamente. Se giró a uno de los superiores molesto- ¿Qué hace ella aquí? Esto es una misión de alto rango.
-Yo... -trataste de explicarte.
-No deberías estar aquí –dijo tajante-, no creo que sea apropiado. Es demasiado para ti.
-¿Disculpa? –preguntaste ofendida, empezaste a sentir como la furia te subía por la garganta.
No esperabas encontrarte a Konig ahí, pero menos te esperabas que reaccionara de esa manera.
¿Acaso pensaba que no eras lo suficientemente buena para ser asignada a esa misión?
-Ella está aquí por órdenes del general –Interrumpió alguien antes de que pudiera decir otra cosa. Era el entrenador de tiro-, si no estás de acuerdo con...
-No estoy de acuerdo –Soltó bruscamente, su acento alemán siendo más presente.
-No es algo en lo que puedas opinar –respondió aún sereno-, si el general considera que es prudente que ella esté aquí, pues lo va a estar.
Pudiste ver furia e inquietud en los ojos del enmascarado.
-Si termina herida por ser asignada a una misión para la que no está preparada -escupió- ya hablaré yo con el maldito general, a ver si le acomodo un poco el juicio.
Dicho eso caminó hecho una furia en otra dirección. No podías evitar reflejar en tu cara el disgusto que tenías.
¿Quién se creía que era? ¿No pensaba que eras lo suficientemente buena para estar ahí? ¿Por qué te trataba como si fueras una niña pequeña?
Apretaste los puños y subiste al vehículo que los iba a llevar al lugar de la misión.
¿Entonces eras lo suficientemente buena para que se hiciera una paja en tu nombre pero no para estar ahí?
Sentiste la furia por todo tu cuerpo, apretaste la mandíbula y trataste de respirar.
El viaje fue silencioso, se sentía una tensión en el aire. No eras la única que estaba nerviosa por la misión.
Pero ya tú no sentías nervios. Sólo la furia del acontecimiento que había ocurrido minutos antes.
Cuando llegaron al lugar, todos bajaron y recibieron instrucciones del encargado. A los francotiradores los situaron en la parte alta de una colina y los demás se adentraron al campo del lugar.
Acomodaste tus cosas y al oír le primer disparo sabías que la acción había comenzado. Te pusiste en posición.
Empezaste a disparar a todos los del campo enemigo que veías situados a tu alcance. Estabas despejando el campo para que tus compañeros pudieran pasar sin tener que encontrarse con ellos. Dabas justo en el blanco, no fallaste ni un solo tiro.
Después de un rato pudiste divisar a Konig en tu mira, trataste de tirarle a cualquiera que se pusiera en su camino, pero él era más rápido. Te sorprendiste al ver como avanzaba rápidamente llevándose a todo el que se le atravesara. Usando su arma, su cuchillo, sus propias manos. Era la primera vez que lo veías en batalla.
Era impresionante.
Empezaste a entender de dónde venían los comentarios que hacían tus compañeros sobre él.
De repente sentiste que te agarraron de la pierna y te arrastraron bruscamente por la tierra, quitando tu arma de tu alcance. Suprimiste un grito.
Alguien te agarró del cabello y te golpeó la cabeza contra el piso haciéndote ver estrellas.
Eran hombres que pertenecían al equipo enemigo. Buscaste con tu mirada a tus compañeros francotiradores. Los tenían amarrados contra el piso a todos. Golpeados llenos de sangre. No comprendías como habían hecho todo eso sin que hubieras escuchado nada.
-Chicos, miren lo que tenemos por aquí –dijo el que te tenía sujetada por el cabello sonriendo con sorna-, encontré postre.
Atrás del hombre había 3 más. Con armas encima y llenos de sangre (De tus compañeros) Viste como se saboreaban los labios y reían entre ellos. Sentiste un asco inmenso.
-¿Qué haces aquí, princesa? –Dijo sin soltarte el cabello, sujetándote la cara con la otra mano- Eres muy linda para estar en un lugar así, ¿Por qué no te vas con nosotros?
Escupiste en respuesta.
-Prefiero morirme –Soltaste quitando la mano que tenía en tu cara.
-¿Es así? –Dijo con una sonrisa de lado- No te preocupes, eso va a pasar de todas maneras.
Te levantó del cabello y luego te tiró al suelo con fuerza. Antes de que te pudieras levantar puso un pie sobre ti pisando con fuerza, gemiste al sentir un dolor punzante en la pierna donde estaba su bota.
-Desnudate.
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König x lectora
FanfictionLlevabas ya un tiempo compartiendo habitación con Konig, al principio la idea no te había convencido del todo, pues se suponía que la distribución de los compañeros de habitación no eran mixtas, pero al ver que el hombre no protestó en ningún moment...