ESPECIAL DE NAVIDAD

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Hola chic@s, ¡feliz navidad y próspero Año Nuevo!
Espero hayan pasado un buen rato con sus familias estos días y hayan podido comer y descansar un montón~
Les quería dejar un pequeño especial de navidad y quizás en un par de días les suba también uno de Año Nuevo :)
Recuerden que este cap no tiene secuencia con la historia original, para que no se sientan perdid@s.
Espero les guste!

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La brisa fría te ponía los vellos de punta, desde los cimientos de tu espalda hasta la nuca.

Sabías que diciembre no era la época adecuada para estar afuera a esas horas de la noche pero... No podías tener la esperanza de que en cualquier momento, por ese oscuro camino que conducía a la puerta de la base, aparecería Konig, como lo había prometido.

Llevabas años sin sentirte de esa manera en estas fechas, tan... a la expectativa.

Para ti navidad no era más que un par de días libres que utilizabas más que para descansar, para seguir practicando, pero  a solas. Ya  que en esas fechas la base se encontraba en su mayoría vacía, los reclutas en sus casas, pasando navidad con sus familias, ''Más espacio para mí.'' Te decías a ti misma, fingiendo estar feliz de tener más espacio libre en las instalaciones.

Pero en realidad, en el fondo, unos pesados celos se incorporaban en tu pecho cada vez que oías como tus compañeros pasaban tiempo con sus seres queridos. Te matabas entrenando para evitar pensar al respecto, y cuando las cortas vacaciones acababan y todos volvían, les pateabas el trasero en los combates, tratando de pretender de alguna manera, que les ganabas, que los superabas, cuando en el fondo sabías que ellos tenían algo que tú no, y que independientemente de cualquier estúpida competencia que quisieras introducir,   nunca ibas a poder tener eso. 

En tu corazón, sabías que siempre iba a permanecer ese pesado sentimiento. En tu corazón siempre serías derrotada.

Tú no tenías a dónde ni con quién volver.

Por eso, esa navidad en específico, podías sentir como la ansiedad subía desde tu pecho hasta tu garganta mientras esperabas que Konig volviera.

Días antes, platicando habían acordado pasar navidad juntos.

-Nada especial –dijiste en medio de la plática-, Una cena, quizás beber algo. Puede ser divertido.

-Si es contigo –respondió Konig-, siempre será especial para mí.

No respondiste nada a eso, también te esforzaste por pretender serenidad, pero la emoción que sentías en ese momento dentro de ti, podías sentir como burbujeaba.

Por eso cuando días antes del 24, asignaron al enmascarado en una misión, no pudiste evitar sentir como la decepción embargaba tu estomago.

Era extraño, como las cosas que tenían que ver con el hombre te afectaran al punto de hacerte sentirlas en un plano físico.

-No se puede hacer nada al respecto–dijiste restándole importancia con una sonrisa de lado-, obviamente la misión es más importante que una estúpida cena. No te preocupes, no pasa nada.

-Sí pasa –respondió con el ceño fruncido-. Es importante para mí. 

Por alguna razón esas palabras hicieron que tu garganta se sintiera apretada, como si tuvieras ganas de llorar.

-Bueno –Dijiste después de una pausa-... No te niego que me hacía ilusión cenar contigo en noche buena, pero...

-Volveré a tiempo –Te interrumpió el hombre.

-¿Eh?

-Volveré a tiempo –repitió, mirándote a los ojos-, para que cenemos juntos. Lo prometo.

Y no podías negar, que solo esas palabras bastaron para hacerte sentir mejor. Aunque sabías que probablemente era una promesa vacía, pues no estaba en sus manos el controlar cuanto una  misión podía durar o terminar y menos las que le asignaban a él que siempre eran de alto rango, las más complicadas y que demandaban más tiempo. 

Pero en ese momento, decidiste no pensar al respecto, y simplemente creerle.

Sin embargo los días pasaron, y Konig no volvía, ya era la noche del 24 y lo único que sabías es que, según rumores de los superiores, la misión se había complicado.

Claro, era demasiado bueno para ser verdad.

Te regañaste a ti misma, te sentías como una niña pequeña, porque a pesar de que sabias que no era culpa de Konig, el no poder estar ahí en ese momento, no podías evitar sentir esa amargura que se extendía por todo tu interior.

¿Para qué lo prometes si sabes que no lo vas a poder cumplir? 

Susurraste mirando al cielo, tu ceño fruncido mientras fingías que tus ojos no se llenaban de lágrimas.

Te limpiaste con el dorso de tu mano rápidamente y te levantaste para caminar nuevamente a la base, tenías demasiado frío y ya era muy tarde. Sabías que no iba a volver.

Lo sabías.

Era lo más lógico, 

La vida siempre era así contigo.

Y sabias eso, así que...

¿Por qué...?

«¿Por qué no puedo tener lo que quiero aunque sea una vez? »

«¿Por qué?»

Estabas de cuclillas, tú cara en dirección al suelo, sollozando amargamente, como si tuvieras nueve años otra vez.

Como si tuvieras nueve años otra vez, y a pesar de que te prometieron que volverían a casa, sabías que no.


Como si tuvieras nueve años  otra vez y aunque sabías que ya no volverían, no podías evitar esperar.

¿Por qué?

Sentiste como alguien puso su mano en tu hombro y volteaste asustada.

-¿T/n? –te llamó un Konig bastante lastimado, lleno de sangre, golpeado, con las ropas rotas.

Lo miraste con los ojos de par en par. Parpadeaste un par de veces, como para comprobar que no era una alucinación ante tí, lo tocaste y al sentirlo te diste cuenta que era real.

-¿T/n? -Volvió a llamarte, preocupado -¿Qué haces aquí afuera a esta hora?

A pesar del estado en el que se encontraba, ¿Por qué parecía que el que estaba preocupado era él?

-¿Konig? –preguntaste aún sorprendida, casi no creyendo que lo tenías parado frente a ti. -¿Qué haces aquí? Pensaba que la misión se había alargado.

-Pues sí –respondió rascándose la cabeza-... Se complico bastante por unos sujetos que decidieron utilizar unas granadas en un campo con  materiales inflamables...

-¿Y cómo estás aquí? 

-Pues lo prometí ¿no es verdad?

König x lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora