Konig te observaba desde una esquina del campo de entrenamiento, sentado en la sombra en una banca, para no llamar la atención. Siempre había admirado ese fuerte sentido de responsabilidad por el que te caracterizabas, pero en esa ocasión lo odiaba.
Por suerte casi no habían personas alrededor ese día, pues como te había dicho, la mayoría se habían saltado el entrenamiento de la mañana a consecuencia de la fuerte resaca que la mayoría parecía tener.
Estaba un poco sorprendido de como hacías todos tus ejercicios y te movías ágilmente a pesar de que sabía que no te encontrabas al 100%
Ver la manera en que te agachabas para realizar algunos ejercicios del circuito lo hizo pensar en la noche anterior. Maldijo para sí mismo. No importaba cuantas duchas frías se diera, no parecía calmar su situación.
Pensó en resolver su problema por sí mismo, pero la expectativa de que quizás lo ayudarías más tarde no lo dejaba ponerse una mano encima.
Porque así sería a partir de ahora ¿cierto? Dijiste que no te arrepentías de lo que ocurrió, y él tampoco. Entonces era normal suponer que se repetiría ¿no?
¿O quizás estaba equivocado y era algo de sólo una noche? ¿O algo que sólo ocurriría cuando alguno de los dos estuviera borracho?
Konig se removió incómodo en su asiento. Tratando de encontrar una posición en que su erección no doliera por la presión del pantalón.
Gruñó frustrado.
Pensó que quizás lo mejor sería preguntar directamente, pero se sentía demasiado tímido para hacerlo, sabía que incluso si lo intentaba, los nervios lo traicionarían.
Pero de verdad quería hacerlo. Quería hablar al respecto. O bueno, en realidad no, no quería hablar al respecto, simplemente quería que las cosas se dieran como las planteaba en su cabeza.
-¿Disfrutando la vista? –Una voz masculina lo sacó de sus pensamientos, Konig volteó a mirarlo.
Era el entrenador de tiro. Terrance, era su nombre. A Konig no le agradaba para nada. El ver como aprovechaba cada pequeña oportunidad para poner sus manos sobre ti en los entrenamientos lo llenaban de un deseo de partirle la cara que requerían de mucho autocontrol de su parte, era agotador.
Ignoró su pregunta, poniéndose más erguido, y colocando sus manos de una manera en que pudiera esconder el problema en su pantalón. Sin embargo Terrance ya se había dado cuenta de la situación, sonreía de lado divertido.
Se sentó al lado del enmascarado y situó sus ojos sobre ti. Que caminabas al otro lado del campo junto a tus compañeros, a la parte donde se practicaban los combates de cuerpo a cuerpo.
-No te culpo -siguió hablando aunque Konig lo ignoraba-, cualquiera queda deslumbrado ante tal modelito.
Konig apretó la mandíbula, respiró hondo tratando de controlarse, sabía que Terrance lo estaba provocando adrede, y estaba funcionando.
Trató de concentrarse en seguir observándote, estaban formando parejas para hacer las prácticas de combate, Konig se tensó cuando vió que te pusieron con un hombre que te doblaba la altura.
-¿Es una broma? –susurró Konig levantándose.
Terrance lo detuvo poniéndole una mano en el hombro.
-Calma vaquero –inquirió-, hay una razón por la cual la pusieron con el más grande de todos.
Un gritó ahogado los interrumpió, era el tipo ya tirado en el suelo, atrapado en una llave gimiendo del dolor.
-¿Ves? –Dijo Terrance con una sonrisa.
Konig se sentó nuevamente suspirando aliviado. Se regañó mentalmente por dudar de tus capacidades, él ya te había visto en acción antes, no sabía por qué se ponía tan nervioso.
De hecho, te había estado observando desde hace tiempo, incluso mucho antes de que ocurriera la situación entre ustedes dos. Al principio sólo era curiosidad, pero después esa curiosidad se tornó en una admiración que lo hizo sorprenderse a sí mismo ocupando su tiempo libre viéndote a escondidas, lo suficientemente lejos para que no te dieras cuenta.
Sentía muchos celos de las personas que se te acercaban a hablar con normalidad y ganaban tiempo de compañía contigo fácilmente, mientras que para él, incluso compartiendo habitación, le era difícil intercambiar un par de oraciones contigo.
Su ansiedad no le permitía acercarse. Llenándolo muchas veces de una amarga rabia interna.
De alguna manera Terrance pareció leer los pensamientos de Konig mientras te observaba porque soltó una carcajada por lo bajo que hizo al enmascarado girar a verlo.
-Eres demasiado grande para ser tan tímido –dijo sin dejar de reir-, no te queda para nada.
-¿Tú qué sabes? –Susurró Konig agresivamente- Mejor mantén la boca cerrada.
Terrance lo miró de arriba abajo sin dejar de sonreír.
-Valiente en el campo de batalla, cobarde en todo lo demás. Que risa.
-Cállate.
-Cosas en las que debes trabajar, grandulón –dijo levantándose divertido-. Si no lo haces, alguien más lo hará por ti.
Y empezó a caminar en tú dirección, dejando atrás en la banca a Konig con los puños apretados. Konig miró con rabia como Terrance se acercaba al campo y te llamaba aparte para decirte algo.
Trató de leer los labios para adivinar qué te estaba diciendo, pero no lo logró. Se levantó frustrado y le dio un golpe seco al árbol que le proporcionaba sombra haciendo a este sacudirse violentamente.
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König x lectora
FanficLlevabas ya un tiempo compartiendo habitación con Konig, al principio la idea no te había convencido del todo, pues se suponía que la distribución de los compañeros de habitación no eran mixtas, pero al ver que el hombre no protestó en ningún moment...